Una comisión de policías de Córdoba arriba cada semana a Río Cuarto para investigar el crimen de Claudio Torres, sindicado como el cabecilla de una banda de narcolavado.
El fiscal Fernando Moine aún no recibió las pericias encargadas hace dos meses sobre elementos encontrados en el auto que abandonaron los asesinos y tampoco pudo acceder a la información de las comunicaciones de los celulares de Torres.
Esta última información está en manos del Juzgado federal que aún mantiene el secreto de sumario y no la facilitará hasta que no concluya su investigación. El juez Carlos Ochoa había intervenido los teléfonos de Torres antes del homicidio y tiene las conversaciones que mantuvo, lo cual podría ayudar a esclarecer el crimen del narco local.
En la fiscalía son pesimistas con respecto a identificar los autores materiales del crimen.