En una operación sin precedente en la historia naval, un grupo de cientos de ingenieros y técnicos logró enderezar parcialmente el casco del crucero, encallado en la costa de la isla del Giglio desde hace más de un año y medio.
ROMA.- En un show mundial en vivo y en directo, con más de 300 periodistas acreditados, y en un desafío de alta ingeniería que para los italianos representa una virtual revancha luego del desastre, el crucero Costa Concordia comenzó ayer a resurgir, reflotando, también, algo de orgullo patrio.
El gigante del mar naufragó trágicamente la noche del 13 de enero de 2012, hundiendo también a Italia en la vergüenza: su capitán, Francesco Schettino, provocó el accidente al acercarse demasiado a la costa de la isla del Giglio, frente a la región Toscana, en una maniobra arriesgada para jactarse de su habilidad.
En la operación de salvamento más imponente y costosa jamás realizada en la historia, con un equipo de 500 técnicos, 22 naves y ocho barcas, y un costo total de 600 millones de euros, el crucero se despegó de las rocas ayer al mediodía. Y, lentamente, comenzó a enderezarse, llegando anoche a girar 24 grados.
Los técnicos siguieron trabajando durante toda la noche, y la meta es alcanzar hoy los 65 grados.
Al emerger del agua unos cinco metros del casco, se destacaba la diferencia con el resto, por estar mucho más oxidada y deteriorada. Según el jefe de la Protección Civil italiana, Franco Gabrielli, la parte del Concordia que se encontraba sumergida muestra una "significativa deformación".
Se espera que hoy culmine la faraónica operación, lo que significará también el fin de una pesadilla para los habitantes de la isla del Giglio.
Fundamental para remover definitivamente el coloso hundido frente a la costa de uno de los principales paraísos marítimos de Italia, la operación comenzó 610 días después de un naufragio que para Italia representó una vergüenza nacional o el símbolo de la decadencia del país. No sólo porque el capitán del barco, Schettino, fue uno de los primeros en abandonar la nave, sino también porque, debido al retraso en la orden de evacuación y al caos de ésta -como relataron los sobrevivientes, entre ellos 17 argentinos-, el incidente provocó la muerte de 32 personas. Dos de ellas deberían ser halladas en las próximas horas, una vez completado el llamado parbuckling , término técnico con el que se conoce la operación con la que se llegará a la rotación de 65 grados para que el barco vuelva a estar derecho.
Un equipo multinacional de unos 500 ingenieros en salvamento pasó en la isla la mayor parte del año pasado, y realizó tareas para estabilizar el barco y prepararlo para el gran día.
El Costa Concordia, que tiene una longitud de más de tres canchas de fútbol (casi 300 metros), pesa 112.000 toneladas. Llevaba 4229 personas a bordo la noche del desastre, cuando se hundió al chocar con rocas que abrieron como si fuera un abrelatas el casco, después de que el barco se acercó demasiado a la costa.
Schettino, el capitán "cobarde", está siendo procesado por homicidio culposo, naufragio y abandono de la nave. Ayer, se mantuvo encerrado en su casa de Meta di Sorrento, al sur de Nápoles, sin hablar con nadie y estudiando sus próximos pasos legales. El lunes próximo se reanudará en Grosseto el proceso en su contra.
SISTEMA
Aunque se utilizan estructuras hi-tech , el método del parbuckling se remonta a un sistema utilizado en el siglo XIX para hacer girar barriles a través de una doble cuerda. Siguiendo ese principio, la nave está siendo puesta en pie a través de unos gigantescos gatos hidráulicos que tiran de 56 gruesas cadenas de acero que en total suman cuatro veces la longitud de la torre Eiffel y que han sido enganchados a la parte central de la nave. Una vez elevado, el crucero se apoyará sobre un falso fondo realizado con 16.000 bolsas de cemento y plataformas laterales.
Gregorio De Falco, el capitán de la guardia costera que también saltó a la fama la fatídica noche del 13 de enero, cuando conminó a Schettino a volver a la nave al grito de "¡Vuelva a bordo, carajo!", elogió el mega-operativo.
"Esta demostración de capacidad técnica y organizativa que estamos ofreciendo a la opinión pública mundial revierte la imagen de una Italia chanta, y eso me enorgullece profundamente", dijo De Falco.