En 2018 subieron un 28,5% frente al 47,6% de inflación. Pero en 2019 subirán más que los precios por la nueva fórmula de actualización.
El año 2018 fue el comienzo de la nueva fórmula para actualizarlas jubilaciones y prestaciones sociales. Con los 4 aumentos otorgados durante el año pasado, las jubilaciones aumentaron un 28,5% en 2018, frente a una inflación que se escapó a 47,6%, e implicó que las jubilaciones perdieran cerca del 13% en términos reales.
De haberse mantenido el mecanismo de actualización anterior, los números no hubieran cambiado mucho para el año pasado. La fórmula vieja hubiese otorgado un aumento cercano al 28,8%, tras dos aumentos del 13% en marzo y otro 14% en septiembre de 2018. Es decir, la pérdida en el poder de compra también hubiese alcanzado cerca de 13% en el año. De hecho, ambas formulas otorgarían una jubilación mínima del $9.300 a fin de 2018.
La sorpresa para 2019
Pero en 2019 las fórmulas tomarán notoria distancia. Mientras que con la nueva fórmula vigente la jubilación posiblemente aumente cerca de 46% en 2019, con la fórmula previa el aumento estaría cercano a sólo 29%.
Las consultoras estiman una inflación levemente superior al 30% para 2019, por lo que con la nueva fórmula las jubilaciones ganarán un 10% contra la inflación, mientras que con la vieja fórmula con suerte empatarán a la inflación, sin poder recuperar parte de lo perdido en 2018.
En concreto, a los aumentos ya anunciados de 11,8% a partir de marzo y un 10,8% en junio, estimamos que seguirá un aumento del 9,6% en septiembre y otro de 7,5% en diciembre, acumulando un alza del 46% en el año. Con la fórmula vieja los aumentos serían del 13% en marzo y de 14% en septiembre, acumulando un aumento del 29%.
La distancia que toman las fórmulas en 2019 es porque la nueva fórmula se ajusta siguiendo principalmente a la inflación pasada (que se escapó a 50%), mientras que la vieja fórmula se ajusta siguiendo principalmente al salario (que se mantuvo en torno al 30%). Por tanto, la nueva fórmula permitirá recuperar el 80% del poder de compra perdido en la crisis del año pasado, mientras que la vieja fórmula solo permitiría empatar contra la inflación este año.
Un punto no menor. La nueva fórmula permite recuperar sólo el 80% de lo perdido el año pasado, pero no el 100%, dado que la oposición exigió incorporar en un 30% al salario en la fórmula, atenuando el aumento de 2019. El proyecto original del gobierno era que sólo se ajuste por inflación.
En resumen, en 2018 con cualquiera de las dos fórmulas la jubilación hubiera aumentado 29% en el año, frente a una inflación de 47,6%, generando una pérdida del poder de compra del 13% de las jubilaciones. Para 2019, con la nueva fórmula la jubilación se elevará cerca del 46%, frente a un estimado de 29% para la formula previa. Ello implica que con la nueva fórmula la jubilación de diciembre será cercana a $13.600 mensuales, frente a una de $12.000 que otorgaría si continuase vigente la formula previa.
Reforma Previsional
A fin de 2017 Argentina mostró que no está a la altura para discutir los cambios que necesita para recuperar el crecimiento perdido tras el paso del kirchnerismo. Cuando llegó la hora de discutir la reforma previsional, el oficialismo sólo presentó un proyecto con cambios menores para indexar jubilaciones, en vez de una íntegra reforma previsional que ataque el quiebre del ANSES y su déficit de 4% del PBI. Por su parte, el peronismo, quien quebró el ANSES cuando fue gobierno además de destruir las AFJP, se mostró arengando los piedrazos fuera del recinto, paradójicamente para evitar una ley que este año se pondrá en evidencia que defiende mejor el poder de compra del jubilado frente a la inflación.
No por casualidad meses más tarde Argentina perdió el crédito externo. Con un oficialismo proponiendo reformas que no van al hueso y una oposición con más ganas de hacer política en las calles que en el recinto. Ahora estábamos como sociedad pidiendo plata al FMI, en buena medida para pagar el déficit del ANSES.
El tiempo se agota. Argentina vivió de la soja, luego de las reservas, luego de la deuda y ahora del Fondo. El FMI sólo nos ayuda para llegar a las elecciones sin que explote la herencia que no logró desactivar el gradualismo. Tras las elecciones de este año, o se discuten las reformas estructurales que le permitan al país sumarse al mundo y equilibrar las cuentas públicas sin ahogar a privados de impuestos, o se vivirá una nueva crisis de aislamiento y de Estado sobredimensionado, que tras 75 años ya está naturalizado