Durante la presentación de los Premios de la Crítica de Televisión en California, el protagonista de la exitosa saga Harry Potter se animó a contar un triste tramo de su vida en el que se refugió en el alcohol.
Una bendición que para muchos puede ser un infierno. La fama, algo anhelado por millones de seres en el mundo, termina siendo un castigo para muchos actores de renombre mundial. Es el caso de Daniel Radcliffe, el actor de Harry Potter.
A los 29 años el muchacho se animó a una confesión que dio vueltas al mundo. Fue durante la presentación de los Premios de la Crítica de Televisión en California. "No se imaginan cuanto puede abrumar la fama y estar tan expuesto", comenzó.
La vida de Radcliffe cambió en 2001, cuando tenía 12 años y se convirtió en una estrella. Por lo visto, según cuenta ahora, no supo asimilar el tema y eso lo empujó al alcoholismo. "En mi caso, la forma más rápida de olvidar que estaba siendo analizado en todo momento por todo el mundo era estar muy borracho. Y cuando estás borracho, piensas: 'Oh, la gente me mira aún más, pero es porque estoy tan borracho, así que tal vez debería beber más para ignorarlos aún más".
Radcliffe continuó: "No hay forma de salir de eso cuando empiezas tan joven. Es como cuando la gente habla de Justin Bieber. Yo les digo: 'Su vida debe ser muy loca ahora'. Parece que por tener un gran trabajo y ser rico no tienes derecho a estar triste o incómodo".
Daniel logró deshacerse de su adicción "después de años y varios intentos": "Me desperté una mañana después de una larga noche y dije: 'Esto no está bien'. Cuando pienso en todo el caos, me digo que ahora estoy mucho más feliz".
Nacido en Londres en 1989, hijo de un agente literario y de una directora de casting, fue un amigo de la familia quien insistió para que hiciera una audición para lo que sería su primer papel, una adaptación televisiva de David Copperfield, de Charles Dickens.
Eso sí, ni el alcoholismo pudo contra su amor por la vocación: "Incluso cuando estaba deprimido, seguí amando mi trabajo. Nunca pensé: 'Ojalá esto no hubiera sucedido'".
En 2017 (y a través de Facebook Live), Radcliffe había confesado que padece dispraxia, una condición cerebral que dificulta planear y coordinar movimientos físicos. El mal le impide atarse los cordones o realizar movimientos complejos que requieran una excesiva coordinación motriz.