Las marcas faciales del loris perezoso advierten de que es una "bolita de pelo adorable, diminuta, blanda y letal".
Con un par de ojos de osito de peluche, una nariz chata y una cara que parece un cruce entre un panda rojo y un perezoso, el loris perezoso de Java podría ser uno de los seres más adorables del planeta. Pero lo que nosotros consideramos adorable, otros animales lo interpretan como una advertencia alarmante.
Resulta que los loris son los únicos primates venenosos del mundo. Estos mequetrefes segregan toxinas en la saliva, así como de glándulas en el interior del codo.
Anna Nekaris, bióloga de conservación en la Universidad Oxford Brookes, en Reino Unido, explica que, al mezclar ambas sustancias, crea una especie de veneno doble.
Al parecer, pese a que los loris pueden dar mordiscos letales, también son lentos y diminutos. Esto significa que puede serles útil anunciar sus peligros a otros animales que podrían desafiarles a un costoso duelo.
«Muchos animales lo hacen», explica Nekaris. «Usan el color para indicar lo fuertes o dominantes que son».
Los científicos lo llaman coloración aposemática y se aplica a muchos animales, como mofetas, tejones, ranas venenosas de dardo o mariquitas.
En un estudio publicado esta semana en la revista Toxins, Nekaris y sus coautores usaron pruebas recopiladas en el transcurso de ocho años en 200 animales vivos capturados y liberados para demostrar que las máscaras de los loris perezosos de Java cumplen los estándares de la coloración aposemática. Es decir, las marcas atraen la atención a las partes más peligrosas de los animales —sus bocas— y serían muy perceptibles en una serie de sistemas visuales, como los de los depredadores de los loris: águilas, halcones, pitones, varanos u orangutanes.
Los hallazgos hacen que comprendamos lo que el resto del reino animal parece saber ya. Los loris son una «bolita de pelo adorable, diminuta, blanda y letal», afirma Nekaris.
Los "terribles dos"
Nekaris y sus coautores también pudieron demostrar otra corazonada interesante: que los loris jóvenes son más agresivos que los mayores.
Tras haber estudiado a estos animales durante 25 años, Nekaris afirma que siempre parecían existir diferencias intergeneracionales.
En general, según explica, los adultos maduros (de dos años o más) se calman una vez los capturan. Pero cada vez que capturaban ejemplares jóvenes (entre uno y dos años), tenían que andarse con ojo.
«Los jóvenes intentan matarte», afirma Nekaris. «Tienen una fuerza increíble. Algunos gritan. Y acumulan saliva en la boca, que contiene el veneno».
A veces, los animales se resisten tanto que los científicos ni siquiera pueden completar sus mediciones, algo que resulta impresionante tratándose de un animal que pesa lo mismo que un hámster grande.
Pero, tras documentar los niveles variables de agresividad de los animales en el transcurso de ocho años, los científicos han demostrado que los loris jóvenes atraviesan «los terribles dos». Esto es aún más interesante porque el nuevo estudio también demuestra que los loris jóvenes suelen exhibir un contraste más marcado en las máscaras. Esto sugiere que las marcas podrían tener otro propósito: comunicarse con otros loris.
Los loris perezosos de Java viven en parejas de un macho y una hembra, y juntos protegen un territorio forestal de la superficie de las líneas de meta de un campo de fútbol. Por desgracia, quedan pocos hábitats en la isla indonesia de Java debido a la agricultura y la deforestación, de forma que ya están ocupadas todas las parcelas disponibles. Una pareja puede permanecer en el mismo lugar durante un periodo máximo de ocho años. Esto significa que, cuando los loris jóvenes se marchan solos, deben luchar por su derecho al territorio.
«Los animales más jóvenes también muestran más heridas», afirma Nekaris. «Heridas con necrosis, terribles, donde la carne se pudre».
Con tanto en juego a la hora de conseguir un territorio de joven y mantenerlo hasta la adultez, Nekaris dice que parece que la evolución podría favorecer la inversión de una gran cantidad de energía en estas marcas faciales que advierten de su veneno y su fuerza.
Un truco muy interesante
Ted Stankowich, ecólogo conductual evolutivo de la Universidad del Estado de California, Long Beach, se ha dedicado al estudio de las señales aposemáticas de muchos animales, desde mofetas hasta pandas gigantes. Pero, normalmente, las señales que ve se usan estrictamente como mecanismos antidepredadores.
«Los loris son únicos, porque su veneno es útil no solo para los depredadores, sino también para los conespecíficos, u otros loris», afirma Stankowich. «Añade un truco muy interesante a la señal».
Aunque Stankowich dice que el estudio es interesante y está bien fundamentado, le gustaría que los autores hubieran podido medir la toxicidad en los loris para comprobar si también son más venenosos de jóvenes, de forma que coincidiera con la mayor agresividad y el contraste de coloración.
También es curioso que las marcas cambien conforme los animales crecen, ya que no se observa el mismo fenómeno en marcas aposemáticas clásicas. «Las mofetas nacen con las rayas blancas que tendrán toda la vida y creo que ocurre lo mismo en otros carnívoros», afirma.
Es posible que los loris jóvenes tengan más razones para señalar su veneno y agresividad, ya sea porque son más pequeños o fáciles de atrapar, o porque son más vulnerables cuando intentan encontrar territorio.
«La evolución rara vez es una historia sencilla», afirma Nekaris.