Con dos trimestres negativos consecutivos en el producto, la economía ya está dentro de la definición oficial para un ciclo a la baja.
A modo de confirmación de lo que ya se sentía en la calle, el Indec informó que durante el tercer trimestre de este año la economía cayó un 3,5%, luego de un segundo trimestre marcado por una baja interanual de 4,2%. Con dos trimestres consecutivos de perdida en el producto nacional, la economía se encuentra oficialmente en una recesión.
La cifra del período julio-septiembre combinó los momentos de salto cambiario entre fines de agosto y principios de septiembre, junto con la consolidación de los golpes inflacionarios y su efecto en el consumo minorista y la industria manufacturera.
El dato de PBI está compuesto por una oferta y una demanda globales. En la primera, el recorte general fue de 5,1% con un desplome en importaciones por 10,2%, producto del aumento en el tipo de cambio. Del lado de la demanda, si bien todos los rubros reflejaron una baja, los principales factores contractivos fueron la formación bruta de capital fijo (inversión en infraestructura y maquinaria) por 11,2% y las exportaciones por 5,9 por ciento.
Durante el período en cuestión, se vieron caída paralelas en consumo privado (4,5%) y público (5%). Estos ajustes fueron producto en parte del ajuste en el sector público en materia de obras y transferencias a provincias; y en el privado luego de una racha de meses con precios en ascenso, llegando a su punto más alto en septiembre con una inflación de 6,5 por ciento.
En línea con los coletazos de la fuerte sequía experimentados en el segundo trimestre y la menor cantidad de exportaciones que eso significó (el Indec relevó una caída en las exportaciones durante el segundo trimestre por 8,5%), en el tercer trimestre los envíos al exterior reflejaron una leve influencia del efecto sequía.
En esta ocasión, el golpe más fuerte recayó en el comercio minorista y mayorista (sector representativo del consumo), que bajó un 8,9% respecto del año pasado; y en la industria manufacturera, que experimentó un recorte por 6,6%. El último efecto de la sequía se evidenció en el tercer trimestre al observarse una caída de 5,2 por ciento.
En el tercer trimestre también se vio una desaceleración de la caída en la economía a nivel general. Respecto del segundo trimestre, el PBI indicó una baja por 0,7%. El dato es sorpresivo puesto que las estimaciones privadas indicaban que el periodo en cuestión sería el piso del ciclo recesivo que desde Hacienda estiman durara hasta final del primer trimestre de 2019.