El vicecomodoro Bruschini dialogó con Daniel Gauna y Julián Colombo a horas de volver a Río Cuarto, luego de un año de trabajo intenso en el Continente Blanco.
La Mañana del Limón se comunicó el vicecomodoro Gustavo Bruschini, responsable de la Base Marambio de la Antártida. Este riocuartense e hincha de Estudiantes, comentó que junto a él se encuentra un grupo de cinco riocuartenses que el martes vuelven al continente luego de un año de trabajo.
Por cuestiones meteorológicas este lunes no llegará el avión que traslada a las personas desde Argentina a la Antártida, por lo que Bruschini contó que la celebración por la creación de la Base Marambio se realizará internamente hoy entre quienes se encuentran en el lugar y mañana será la oficial cuando lleguen las nuevas autoridades que harán el recambio.
Hay una frase que se encuentra en la Base Marambio que dice “Cuando llegaste apenas me conocías, cuando te vayas me llevarás contigo”, a lo que Bruschini expresó que es una frase que “refleja lo que uno siente, mañana ya nos estamos yendo, el 29 de octubre es la fecha de rotación del personal y mañana regresamos a nuestros hogares. Uno queda con las ganas de volver siempre, además del sacrificio que le dedica”.
Bruschini manifestó que la experiencia en la Antártida es maravillosa, es una tierra misteriosa y hermosa y sobre todo implica un gran sacrificio de quienes viven durante un año en este espacio.
Desde octubre del 2017, Bruschini junto a cinco riocuartenses viven y trabajan en la Base Marambio, el 30 de octubre partirán desde el sexto continente para volver junto a sus familias y amigos. “Hay mucha nostalgia al dejar la base”. Comentó que entre las personas nuevas que han llegado a la base está la Dra. Hernández que se encargará de la parte médica.
Bruschini reconoció que los riocuartenses tienen una gran trayectoria de trabajo en la Antártida, “desde el Comandante Marambio siempre Río Cuarto ha provisto técnicos de alta calidad y la sensación es la satisfacción del deber cumplido”.
A nivel personal, el Vicecomodoro planteó que se logra mucha camaradería y amistad, “el grupo pasa a ser familia y las anécdotas y vivencias son muy especiales. Nosotros estamos confinados acá por un año y se quedan las ganas de participar, de nuevo, en otra misión”.