Su padre era un médico muy reconocido en Varsovia y había salvado la vida de muchos niños de familias judías cuando se produjo una epidemia de tifus en 1917.
Pero Irena no podía quedarse con los brazos cruzados viendo como familias enteras eran encerradas en un gueto esperando su traslado a los campos de concentración nazi donde serían asesinados.
Gracias a sus estudios y contactos consiguió un pase para ingresar al gueto de Varsovia junto a una amiga, Irena Schultz, para revisar a los niños alegando que había una posible epidemia de tifus.
Esta es Irena Sendler, una heroína de la vida real:
Tantas veces fueron las dos valientes mujeres al gueto que finalmente en 1943, cuando ya llevaba un año salvando niños, los nazis descubrieron sus verdaderas intenciones. Irena fue torturada y le quebraron las piernas y brazos, pero nunca dio los nombres de los niños ni de las familias a las que había ayudado. Tampoco dio un solo detalle de sus amigos que la habían ayudado.
El Gobierno de Alemania la condenó a muerte y, horas antes de su ejecución, un soldado la llamó para su último interrogatorio, pero en realidad sus intenciones eran ayudarla a escapar.
Irena estuvo oculta bajo una nueva identidad hasta el final de la Guerra, cuando desenterró unos frascos con las listas que contenían los nombres de cada uno de los niños que sacó del gueto.
Su valentía es realmente increíble. Su nombre clave era “Jolanta” y años más tarde fue reconocida por su trabajo, recibió el premio “Justa entre las naciones” entregado por la Yad Vashem de Jerusalén, es ciudadana honoraria de Israel y el gobierno polaco la nombró “Dama de la Orden del Águila Blanca”.
Pero además, muchos de los 2.500 niños que salvó se contactaron para agradecerle el haberles salvado la vida.
Cuando fue consultada sobre cuáles fueron las razones que la llevaron a arriesgar su vida, contestó “La razón por la cual rescaté niños tiene su origen en mi hogar, en mi infancia. Fui educada en la creencia de que una persona necesitada debe ser ayudada de corazón, sin mirar su religión o su nacionalidad”.
Irena también estuvo nominada para el premio Nobel de la Paz en el 2007, pero no lo obtuvo. Murió a los 98 años en mayo del 2008 en su ciudad natal, Varsovia.
Su accionar es de una gran valentía y coraje. Esta mujer arriesgó su vida por gente que no conocía y le dio pelea a uno de los regímenes totalitarios más peligrosos de la historia de la humanidad.