En la década de 1970 y 1980 Ward se las ingenió para crear el material llamado 'Starlite', capaz de aislar y proteger cualquier objeto de temperaturas extremas.
Aquella pasta de color claro era todo un prodigio que hacía que aquello sobre lo que se aplicase resistiera temperaturas de 10.000 grados Celsius. Ward, celoso de su creación, dejó que la NASA confirmara que en efecto funcionaba, pero se llevó el secreto de la composición de 'Starlite' con él a la tumba. Murió en 2011, y nadie ha logrado recrear aquella sustancia casi mágica.
El misterio de Starlite jamás fue desvelado
En 1993 la BBC dedicó un programa de su serie 'Tomorrow's World' a demostrar las sorprendentes propiedades de Starlite. En aquella emisión se podía ver cómo un huevo protegido por aquella sustancia era capaz de mantenerse totalmente crudo a pesar de ser calentado con un soplete durante unos minutos.
Ward, que nunca estudió química formalmente, logró asombrar a la NASA y a organismos militares para los que este material planteaba aplicaciones ilimitadas.
Este científico aficionado tuvo la idea para crear Starlite cuando estaba quemando basura en su patio trasero y por alguna razón una de las piezas de basura no se llegó a quemar. Eso le dio la idea para realizar multitud de pruebas con distintas combinaciones de materiales hasta que dio con la clave de ese material sorprendente que según él era capaz de resistir hasta 75 explosiones nucleares.
Sin embargo, aunque el inventor dejó que diversas entidades hicieran pruebas con el material, nunca permitió que retuvieran una muestra por miedo a que pudieran realizar ingeniería inversa sobre él. Según él Starlite valía miles de millones de dólares, y no quería perder la posibilidad de hacerse multimillonario con él.
Hay quien afirma que la razón de que Ward nunca lo comercializara fue que uno de los componentes de la pasta protectora era una capa que tenía un tiempo de vida muy reducido, lo que habría limitado su éxito. Ward murió en mayo de 2011 y se llevó el secreto de Starlite a la tumba.