Por un lado, una vida sexual sana, entendida como aquella en la que mantenemos con el sexo la relación que nosotros hayamos decidido mantener, es necesaria para considerarnos sanos. Por otro, mantener prácticas sexuales seguras es necesario para cuidar nuestra salud.
Pero hablar de sexo no es siempre fácil en todos los ambientes y aun perviven muchos mitos y medias verdades que atañen al sexo y a la salud, poniendo en riesgo ambas cosas. Estos son algunos ejemplos de mitos que ya deberíamos ir desterrando.
1. Mentira: ETS y embarazos se evitan igual
De eso nada. Hay métodos para protegerse de los embarazos no deseados, como utilizar anticonceptivos hormonales o la marcha atrás (esta última poco recomendable por su alto porcentaje de fallos), que no te protegen de ninguna forma de contraer enfermedades de transmisión sexual.
2. Verdad: El preservativo es el único anticonceptivo que protege de ETS
Esto es verdad. Los anticonceptivos de barrera, como los preservativos masculinos y femeninos, son los únicos que protegen ante el contagio de enfermedades de transmisión sexual. El motivo es que, a diferencia de la píldora o de la marcha atrás, estos métodos ponen una barrera entre los genitales de las personas involucradas en las relaciones, e impiden así que los fluidos de uno entren en contacto con el otro.
3. Mentira: El sexo oral no conlleva riesgo de ETS
No es verdad. Aunque el riesgo es mejor que en el sexo vaginal o anal, practicar sexo oral sin preservativo también supone un riesgo de contagio de enfermedades como la gonorrea, la clamidia, el herpes, o la sífilis si una de las dos personas está infectada.
4. Mentira: Puedes contraer una ETS en un váter sucio
También es falso. Las bacterias causantes de estas enfermedades se transmiten de persona a persona, pero no pueden sobrevivir en un váter e infectar a la siguiente persona que lo utilice. Por ese motivo es extremadamente improbable contraer una ETS por utilizar un váter, por muy sucio que esté.
5. Mentira: Las duchas vaginales previenen el embarazo
Las duchas vaginales son un producto de higiene creado para utilizar después de las relaciones sexuales y tras la menstruación con el objeto de limpiar el interior de la vagina.
En algunos casos se utilizan con la idea de que al expulsar el semen tras las relaciones, evitan los embarazos, pero no es cierto: los espermatozoides llegan al interior del útero y suben por las trompas de Falopio mucho antes de que dé tiempo a usar uno de estos productos.
6. Verdad: Las duchas vaginales hacen más mal que bien
De hecho, utilizar duchas vaginales no es una buena idea: el interior de la vagina está poblado por bacterias beneficiosas, la flora vaginal, que mantienen a raya a otros patógenos. Una ducha vaginal se lo puede llevar todo por delante y terminar causando más daño que beneficio.
7. Solo las mujeres tienen VPH
La infección con el virus del papiloma humano es una de las ETS más comunes: prácticamente todas las personas sexualmente activas lo tendrán en algún momento de su vida. En la mayoría de los casos, la infección no presentará síntomas y desaparecerá por sí sola. Pero algunos de los tipos de VPH están asociados con mayor riesgo de determinados tipos de cáncer, especialmente de cáncer de cuello de útero.
Puesto que ese tipo de cáncer sí que lo padecen solamente las mujeres, las campañas de concienciación, prevención y vacunación se han destinado hasta ahora principalmente a las mujeres, pero eso no quiere decir que los hombres no puedan infectarse, y de hecho, cada vez más expertos piden que la vacunación se extienda también a los hombres, que también pueden aumentar el riesgo de otros tipos de cáncer, como el cáncer de pene, ano, boca o faringe.