La popular baguette, de la cual se venden 32 millones de unidades al día en Francia, será candidata a convertirse en patrimonio de la Unesco, pero compite con los bistrot y las librerías a orillas del Sena en París.
Los 180 mil trabajadores del sector de panificación cruzan los dedos en favor de la baguette y hoy se reunieron en un congreso de la Confederación Nacional de la Panadería y Patisería en esta capital. El Journal du Dimanche anunció que está lista y aprobada por unanimidad el pedido del sector dirigido a la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, para tomarlo en consideración.
Un paso que se considera descontado, visto que desde siempre Hidalgo y sus asesores han expresado toda la aprobación para reconocer mundialmente a la baguette. En el fin de semana, el pedido, firmada por por el Consejo Comunal, se elevará al ministerio de Cultura, que lo entregará oficialmente a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
Además, el presidente de la confederación, Dominique Anract, explicó a los micrófonos de France Info haber lanzado el proyecto "con el auspicio del presidente de la República, pleno y absoluto". Una unanimidad para el pan símbolo con el cual todos los parisinos aman volver a su casa. Pero, al menos formalmente, en el Consejo comunal la súper favorita baguette deberá vérsela con un par de competencias a la nominación: el bistrot (bodegones) parisino y los "bouquinistes", los puesto de libreros al margen del Sena.
Al menos en el primer caso, los "boulanger" no ven un gran enemigo en los bistrot: "Pienso y espero que seremos nosotros con la baguette los candidatos pero si no es así, garantizo que apoyaremos a nuestras preciosas mesas de bistrot", dijo Anract. "Los bouquinistes -replican los "terceros incómodos" de la competencia, representados por Jerome Callais, presidente de la asociación parisina del sector- son un oficio de muchos siglos, tal vez el último pequeño oficio típicamente parisino.
"Sólo en París hay estas librerías al aire libre sobre los márgenes del río tan bien provistos", remarcó. Y, visto que desde 1991 las orillas del Sena entraron a formar parte del patrimonio mundial de la Unesco, también la más típica de las actividades que prosperan ahí pretende su reconocimiento universal.