Ilumina la oscuridad
Edición del 24 / 11 / 2024
                   
15/09/2018 10:37 hs

"No te disculpes por ser quien eres", el hermoso mensaje de una madre a su hija acerca de ser ella misma

- 15/09/2018 10:37 hs
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¿Cuántas veces has hecho algo solo por quedar bien con alguien o ser amable, a pesar de que no querías hacerlo?

Quizás en algún momento de tu vida te han ofrecido o pedido hacer algo con lo que no te sentías cómoda o simplemente no tenías ganas en ese momento. De alguna manera, hemos sido educados creyendo que decir "no" de vez en cuando significa que somos maleducados.

Por eso es importante la forma en la que le hablamos a nuestras hijas, ya que puede influir grandemente en cómo se sienten con ellas mismas. Esto es lo que le ha escrito una madre en un mensaje a su hija, en el que le recuerda que no debe disculparse por ser ella misma.

"No te disculpes cuando alguien más choca contra ti"

Con esta línea comienza la carta que Toni Hammer, escritora y mamá bloguera dedica a su hija Lillian de cinco años. En una publicación en Facebook que ha causado una ola de mensajes y reacciones positivas, Toni le recuerda a Lillian que está bien decir que no cuando no quiere hacer algo y que está bien expresas lo que siente.

A mi hija,
No te disculpes cuando alguien más choca contra ti.
No digas "lamento ser una molestia". No eres una molestia. Eres una persona con pensamientos y sentimientos que merece respeto.
No inventes excusas acerca de por qué no quieres salir con un chico. No le debes ninguna explicación a nadie. Un simple "no gracias" debería ser aceptable.
No pienses demasiado acerca de lo que comes frente a los demás. si tienes hambre, come, y come lo que tú quieras. Si tú quieres pizza, no pidas una ensalada solo porque hay otras personas contigo. Ordena la maldita pizza.
No te dejes al cabello largo solo para hacer feliz a alguien más.
No uses un vestido si no quieres hacerlo.
No te quedes en casa solo porque no tienes nadie con quién salir. Sal contigo misma. Vive experiencias contigo y por ti misma.
No te aguantes las lágrimas. Llorar significa que sientes algo que necesita salir. No es una debilidad. Es ser humana.
No sonrías solo porque te dicen que debas hacerlo.
No tengas miedo de reírte de tus propios chistes.
No digas "sí" solo para ser amable. Di "no" porque es tu vida.
No ocultes tus opiniones. Habla y hazlo fuerte. Deberías ser escuchada.
No te disculpes por ser quien eres. Se fuerte y atrevida y hermosa. Sé tú, sin disculpas.


En entrevista para Babble, Toni explica por qué decidió escribir estas palabras para su pequeña Lillian:
Mi hija comenzó el preescolar este año, lo que realmente aumentó mi ansiedad. En la escuela a mí me molestaban mucho y estaba proyectando mis miedos y experiencias en ella. Y aunque ella tiene amigos y las cosas van geniales, parte de mí aún se preocupa por eso primera vez en que alguien le haga sentir menos. Así que quise ponerlo en papel. Algo que le recordara que no a todos les gustará cómo somos y que eso está bien. No es nuestro trabajo hacer felices a todos. Es nuestro trabajo ser nosotros mismos.

Un mensaje para niñas, pero para adultas también

El mensaje de Toni me encanta, no solo porque soy madre de una niña, sino porque a pesar de ser una mujer adulta, me sentí identificada con algunos puntos que ella menciona. Siempre he sido una persona muy emocional, pero por muchos años contuve mis lágrimas solo porque algunas personas pensaban que era ridículo llorar por tal o cual cosa.

Tal vez esta situación solo me suceda a mí, pero hablando de cosas más generales pongo otro ejemplo: ¿cuántas veces no hemos ordenado una ensalada porque los estándares de belleza nos dicen que debemos ser delgadas para ser felices? Y sin embargo ahí estamos sentadas -quizás amargamente- comiendo una ensalada cuando deseábamos otra cosa. Hay que cuidarnos, claro, pero porque es bueno para nuestro cuerpo, no para vernos delgadas.

Un defecto mío (que sí, que yo lo veo como defecto) era decir "sí" a todo. Eso hizo que muchas personas abusaran de mi ingenuidad y bondad cuando era niña y adolescente para pedirme favores o burlarse de mí. Hasta que llegó un punto en el que dije "¡no más!".

Recuerdo perfectamente lo que lo provocó: crucé el Atlántico y viví seis meses en Italia, gracias a un intercambio académico en la universidad. Lo recuerdo porque al volver, algunos "amigos" me dijeron: has cambiado. Y fue justo después de que alcé mi voz y compartí una opinión que no coincidía con la de ellos. Hoy ya no somos amigos, pero he encontrado otras amistades con las que me siento cómoda siendo yo misma y que no me juzgan.

Es increíble, pero tuve que cruzar un océano, vivir sola, en un lugar nuevo y desconocido, con otro idioma que apenas hablaba, para entender y comprender que podía hacer las cosas por y para mí, y que podía ser quien yo quisiera. Siempre me refiero a esa época como el tiempo en el que cambió mi vida.

Pero, ¿no hubiera sido más fácil que desde pequeña supiera eso y no hasta que ya era una adulta? Quizás me hubiese evitado ser acosada en la escuela, quizás me habría atrevido a hacer muchas cosas que quería pero nunca hice por miedo a que se burlaran los demás. No quiero que mi hija viva esa misma inseguridad por la que yo pasé. Quiero que sea ella misma y que confíe en su capacidad de hacer las cosas.

La lección que deberíamos darle a nuestras hijas

Creo que como madres, tenemos la misión y la enorme responsabilidad de criar hijas fuertes, empoderadas y segura de sí mismas. Mujeres que sean amables, pero que sepan que ante una situación que les incomode, pueden decir que no e irse. Mujeres que cuiden su salud, pero porque es importante hacerlo y no porque una revista de moda nos dice cómo debemos lucir.

Mujeres que sepan que su opinión y su sentir son importantes y que no deben ser condicionantes para mantener una amistad. Si no coinciden en puntos de vista, igual pueden continuar siendo amigos, no hay que estar de acuerdo en todo. En eso se basan las grandes y verdaderas amistades: aceptar al otro, sin juicios.

Eduquemos a nuestras hijas para ser mujeres que sepan lo que quieren y que vean por sí mismas. Para que sean mujeres fuertes y felices. Pero también recordemos educarlas, para que sean ellas mismas, sin hacer menos al otro.

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