Con el mercado desregulado, las petroleras aspiran a que las alzas dejen de ser noticia, objetivo imposible en una economía con alta inflación y fuerte inestabilidad cambiaria.
YPF volvió a subir ayer el precio de los combustibles, quince días después de la última corrección. Esta vez el aumento fue del 0,8% en naftas y del 0,9% en gasoil, con lo cual el ajuste acumulado en el curso de este mes y hasta ahora en Capital Federal es del 5,3% en nafta súper y del 6,3% en la premium, y en el caso del gasoil del 6,1% y del que tiene mayor calidad del 6,45%. El litro de súper cuesta ahora $29,60 y la premium $35,65, el gasoil común $25,94 y el premium, $31,19.
En el interior la situación es distinta porque el 9 de este mes, cuatro días después del aumento del domingo 5, la petrolera estatal ajustó los precios alrededor de un 2% por lo menos en Córdoba, Santa Fe, Neuquén y Salta.
En el caso del aumento de ayer, YPF dejó trascender que obedeció al alza de hasta el 5,7% en el precio de los biocombustibles que dispuso el gobierno la semana pasada pero con vigencia al 1 del mes. Pero como el ajuste en el etanol y el biodiésel se aplica casi puntualmente todos los meses, es difícil presumir que la petrolera fuera tomada por sorpresa.
Por lo que se sabe, lo que la dirección de YPF pretende es un cambio en la política de precios de la empresa, de modo de ir aplicando modificaciones por lugar cuando lo considera necesario y las condiciones del mercado se lo permitan. Esta estrategia apunta además a que los aumentos en los combustibles dejen de ser noticia y suceda como en otros países, donde hay variaciones hasta en un mismo día.
El objetivo no es fácil de alcanzar en una economía con alta inflación donde cualquier movimiento de los valores en los combustibles incide en el costo del transporte de todos los productos, y es además un parámetro a seguir por otros formadores de precios.
El mercado argentino está además repartido entre muy pocos actores, e YPF tiene un rol fuertemente dominante con el 55% de las ventas, de modo que sus decisiones de precios anteceden por lo general a los de sus competidoras.
También es cierto que YPF acota los aumentos por razones políticas y porque teme una reacción adversa de la demanda. Un dato a considerar es que entre el aumento del 5 de este mes y hoy, el valor del dólar se encareció un 8,7%.
Como ya se estima que el tipo de cambio tenderá a estabilizarse ahora en torno a $31, la petrolera estatal todavía no trasladó ese efecto a los surtidores, mientras ya antes de la última devaluación, las refinadoras indicaban que se requería un ajuste del 14% en los precios para volver a alinearlos con los internacionales y recuperar los ingresos no percibidos en los meses anteriores a que se liberara de nuevo el mercado de los combustibles el 1 de julio.
En ese contexto, las restantes refinadoras podrían hoy seguir a YPF o aumentar un poco más, o esperar unos días. Porque lo que ya se sabe es que los combustibles volverán a subir el sábado 1 de septiembre o al día siguiente.
Eso es así porque ese día aumenta el valor de los impuestos que gravan a naftas y gasoil en alrededor de un 9%, lo que significará 60 centavos más por litro de nafta y 40 centavos más por litro de gasoil. A esto habrá que sumarle lo que las petroleras quieran recuperar de la última devaluación y lo que se tomarán de lo que consideran adeudado.