Para acabar con esa crisis, decidieron escribir un tocho de 600 páginas sobre teoría política de los derechos animales; otros animalistas son, digamos, más directa. Porque, ¿Quién necesita filosofía si 'comer pollo puede hacer que el pene de tu hijo sea pequeño'?
Estos días ha estado circulando un vídeo de PETA, la famosa asociación contra el maltrato animal, en el que se relacionaba el consumo de carne de pollo durante el embarazo y el tamaño del pene del feto. ¿Los culpables? Según ellos, los ftalatos. Según nosotros, usar investigaciones científicas para meter miedo a la población.
¿Qué dice el vídeo? El vídeo de PETA es una pequeña obra de arte ya desde el título "comer pollo puede hacer que su hijo sea pequeño". Según explican, los ftalatos son una familia de sustancias químicas utilizadas en plásticos, pinturas y envases (pero también en el pollo) que produce a una reducción del tamaño del pene. Además, según el vídeo, la relación está clarísima: "cuanto más pollo se consume, más pequeño es el pene".
¿De dónde sacan eso? Según PETA, sale de un estudio de 2008 financiado por el Instituto Nacional de Salud de EEUU. Según PETA. Porque lo que se puede leer en el estudio es que existe cierta "preocupación actual" ante el hecho de que "la exposición a bajas dosis de ftalatos afecte a varios marcadores del desarrollo genital masculino humano". Lo del pollo es cosa de gastronomía-ficción.
Arrimar el ascua a su trozo de tofu con sabor a sardina. Lo que dice el informe es que los ftalatos son "penetrantes"; es decir, que están por todos lados. Se pueden encontrar en juguetes, en cremas, en el agua del grifo, en el aire y sí, en muchísimos tipos de alimentos. Incluido el pollo, pero también los vegetales. Tanto es así que el estudio en cuestión no menciona el consumo de pollo ni una sola vez.
¿Es seguro comer pollo? Bulo a bulo, el pollo lleva años siendo una carne bastante polémica. Sin motivo. Porque, de hecho, siempre que esté bien cocinado, el pollo es una de las carnes más seguras para comer estemos embarazados o no. En el aspecto sanitario, no existen grandes preocupaciones con la carne de pollo (ni con el pene de nuestros hijos).