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12/07/2018 09:06 hs

"Con las ondas gravitacionales estamos escuchando el Universo"

Internacionales - 12/07/2018 09:06 hs
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Gabriela González (1965) es una física argentina que trabaja como portavoz del proyecto LIGO, siglas en inglés para el Observatorio de Interferometría Láser de Ondas Gravitacionales, que se encuentra en Estados Unidos. Se trata de un gran plan de investigación que comenzó en 1984 y en el que participan varios países para detectar las ondas que predijo Einstein en su Teoría de la Relatividad General.

Gabriela González (1965) es una física argentina que trabaja como portavoz del proyecto LIGO, siglas en inglés para el Observatorio de Interferometría Láser de Ondas Gravitacionales, que se encuentra en Estados Unidos. Se trata de un gran plan de investigación que comenzó en 1984 y en el que participan varios países para detectar las ondas que predijo Einstein en su Teoría de la Relatividad General, las perturbaciones del espacio-tiempo producidas por un cuerpo masivo acelerado. El estudio, que se desarrolla desde dos subproyectos (LIGO en EEUU y Virgo en Europa), anunció en 2016 la primera confirmación de estas ondulaciones, lo que le valió el Premio Nóbel de Física de 2017 a los estadounidenses Rainer Weiss, Barry Barish y Kip Thorne.

Aprovechando la participación de Gabriela González este lunes en el ciclo de coloquios Marie Curie que organiza el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Madrid, este periódico ha tenido la oportunidad de charlar con la científica sobre los experimentos en los que ha colaborado y cómo se produjo la detección de las ondas gravitacionales en las que ha trabajado su equipo.

En abril de 2017 su grupo confirmó la detección de ondas gravitacionales. ¿Cómo se produjo el hallazgo?

La primera detección fue en septiembre de 2015 y la anunciamos en febrero de 2016. Corroborarlo nos llevó bastante tiempo. Teníamos un plan de detección preparado en caso de obtener una señal. Pero la detección sucedió antes de que empezáramos a tomar datos de manera rutinaria, cuando aún no podíamos decir que no se trataba de ruido o de una coincidencia accidental. La confirmación nos llevó varios meses. Después analizamos los datos y calculamos las masas de los agujeros negros y a qué distancia estaban.

El coloquio del CSIC en el que ha participado usted este lunes lleva el nombre de Marie Curie. Ella se enfrentó a múltiples dificultades, como científica y como mujer. ¿Con qué obstáculos se ha encontrado usted en su carrera?

He tenido profesores que nos decían que las mujeres no servimos para la física. "Váyanse y tengan hijos", decían. Cuando escuchaba estos comentarios los ignoraba y perdía el respeto por la persona de la que venían. Pero a muchas otras mujeres las descorazonaba. Como científica he tenido que hacer un doctorado y varios postdoctorados en distintas universidades antes de conseguir una posición más permanente. Mi marido es científico también, así que estuvimos seis años viviendo en lugares distintos, tratando de poder encontrarnos. Ese fue un obstáculo muy difícil para los dos. Para una mujer es complicado cuando la expectativa es que la mujer acompañe al marido y no el marido a la mujer. En la mentalidad moderna, mujeres y hombres deberían hacer sus carreras al mismo tiempo que deciden sus vidas y esta es una decisión compleja para ambos.

En el mundo científico es difícil coincidir incluso con algunos colegas.

Sí. Sin embargo, al iniciar colaboraciones se crean muchos amigos que son colegas también. El campo de la física, es muy colaborativo. Siempre somos grupos de trabajo y eso es algo que a mi me gusta mucho. Hay quien prefiere trabajar solo, pero a mí siempre me agradó trabajar en equipo.

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Creo que eso lo ha conseguido con creces. En su proyecto de LIGO ha tenido que lidiar con 1200 compañeros de trabajo. ¿Cómo se coordina una investigación en la que participan tantas personas?

Con mucho esfuerzo. En LIGO ahora somos 1.200 investigadores de 16 países y más de 100 instituciones. Pero estamos bien organizados. Hay distintos grupos de trabajo, cada uno con sus líderes y unos portavoces electos que rotan cada dos años. Cada grupo firma un acuerdo en el que se determina qué es lo que va a hacer en base a un plan que es conjunto. Y tenemos un comité que revisa todos estos acuerdos para que no haya duplicación o conflictos.

El año pasado recibió usted el premio de investigación científica de la Academia de Ciencias de Estados Unidos. ¿Qué ha significado para usted este galardón?

Recibí la distinción junto a Peter Saulson y David Reitze. Nos lo dieron a los tres por haber sido portavoces líderes de la colaboración de LIGO. Fue muy emocionante porque fue un reconocimiento del trabajo en equipo, de que hacía falta una colaboración para hacer este tipo de descubrimientos que han llamado tanto la atención.

También ha pasado a ser uno de los miembros de esa institución.

Es un honor muy grande que realmente no esperaba. Me alegré mucho porque hay muy pocas mujeres físicas en la Academia y fuimos elegidas dos, Nergis Mavalvala y yo. Estamos muy orgullosas de contribuir a la diversidad de la Academia.

¿Cual es su labor en la Academia de Ciencias de Estados Unidos?

No hay una responsabilidad asignada. Uno se ofrece para ayudar en distintas actividades de colaboración dentro de la Academia. Como acabo de empezar, ayudo en la evaluación de nominaciones para la sección de física. Espero involucrarme más en otras funciones. He firmado para la comisión de derechos humanos de la academia y me interesa el tema de la diversidad. Hace muy poco, en junio, se publicó un informe sobre acoso sexual en la academia y este es el tipo de actividades en el que me gustaría involucrarme, aparte de hablar de ciencia con los otros miembros de esta institución.

Y entonces llegó el anuncio

Primero tuvimos que escribir el artículo, que con 1.000 colaboradores y 2.000 opiniones fue bastante difícil. Publicamos el descubrimiento y después otros trabajos con la corroboración y todos los detalles.

¿Cómo vivió ese momento?

Fueron seis meses de mucho estrés. Casi no dormía. Ni yo ni nadie. Probablemente el nivel de tensión más alto fuera el mío, porque si todo iba bien era un trabajo de todos, pero si algo salía mal era mi responsabilidad. Pero salió bien.

¿Qué información detecta LIGO?

Me gusta decir que miramos el universo cuando recibimos ondas electromagnéticas, aunque muchas de ellas no las vea el ojo humano, como los rayos X o gamma. Nosotros escuchamos el universo. Las ondas gravitacionales no son ondas electromagnéticas. Lo que detectamos son ondas del espacio tiempo. Tampoco son ondas de sonido pero la frecuencia a la que las detectamos, si la digitalizamos, las podemos convertir en ondas de sonido y escucharlas. Es una manera diferente de observar el universo.

¿A qué suena el universo?

Las señales de los agujeros negros son un poco aburridas y solemos añadirle 400 hertzios para poder escucharlas pero son como un golpe seco. La señal de las estrellas de neutrones es muy bonita. Es como un pitido que crece, se hace muy agudo y para de repente. Se pueden escuchar en YouTube.

¿Qué se puede aprender de los agujeros negros a través de las ondas gravitacionales?

Las colisiones entre los agujeros negros no emiten luz. En las áreas donde las localizamos tampoco se han observado ondas electromagnéticas. Sin embargo, a pesar de que sean agujeros negros, podemos detectar esas señales. También hemos visto que los agujeros negros que detectamos son bastante más grandes que los que se detectan con rayos X. Estamos aprendiendo más acerca de cómo se forman y dónde están.

¿Y de las estrellas de neutrones?

Con ellas aprendemos física nuclear porque la densidad de neutrones de estas estrellas es la más grande que existe en el universo. En un laboratorio no podemos reproducir este tipo de cosas. También obtenemos datos sobre el origen de los elementos, cómo se producen el oro, el platino y otros elementos pesados.

¿Cómo detectaron la estrella de neutrones mediante ondas gravitacionales?

Fue una sorpresa porque pensábamos que necesitábamos más sensibilidad para detectarla. Y en realidad aún no estamos convencidos de que existan tan cerca. Creemos que hemos tenido suerte y cuando empecemos a tomar más datos en febrero, con una mayor sensibilidad en el instrumento, sí podremos decir cuán frecuentemente ocurren o a qué distancia ocurren.

¿Qué resultados sí han podido verificar?

La teoría dice que las estrellas de neutrones viajan a la misma velocidad que la luz y hemos detectado la señal gravitacional, con menos de dos segundos de diferencia, después de haber viajado 130 millones de años. Así que su velocidad es muy parecida a la de la luz.

¿Cuáles son sus expectativas en los próximos años acerca de las ondas gravitacionales?

Seguir aprendiendo, seguir detectando, aumentar la sensibilidad del instrumento, mejorar el diagnóstico de datos. Cuanto más avanzamos en este aspecto veremos señales que vienen de más lejos y un mayor número de señales que estén cerca. A nivel personal, mi deseo, me gustaría detectar una señal de la que no sepamos su origen, como una señal fuerte que hemos visto en dos o tres detectores. Sabemos que es una onda gravitacional pero no es una colisión de estrellas y no es una supernova.

¿Qué podría ser?

A mi lo que me gusta es la pregunta. Descubrir las preguntas es mucho más divertido que encontrar las respuestas.

El Mundo 

 

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