Estará en Río Cuarto la productora del ficcional cordobés La Chica que Limpia, ganadora del Martin Fierro Federal de Oro.
La actividad será este jueves por la tarde y el viernes por la mañana, en el marco de charlas informativas sobre la financiación de proyectos audiovisuales.
Lo adelantó a LV16 Florencia Lafranconi, del Polo Audiovisual Córdoba.
Paola Suárez, productora ejecutiva del ficcional, estará en la Casa de la Cultura para informar sobre cuáles son las formas de financiar los proyectos audiovisuales.
Ficcional cordobés La Chica que Limpia
La Chica que Limpia es una serie de ficción de 13 capítulos y se puede ver a través de la
plataforma cine.ar. Sobre la producción de este ficcional, un medio cordobés dialogó con Lucas Combina y Greta Molas, el director y la guionista.
La serie, más allá del policial, tiene una clara impronta de la mujer
Greta: Sí, desde que se presenta al personaje de Rosa (Antonella Costa), una trabajadora de la limpieza (que por lo general es un trabajo precarizado), que encima es madre soltera, vemos a una mujer fuerte, decidida a darle batalla a todo lo que se le cruce. Y cuando flaquea, hay otras mujeres sosteniendo, como su madre (Beatriz Spelzini), o como el personaje de Camila Sosa Villada, que colabora para ayudar a Rosa a descubrir la verdad. El género policial de alguna manera es también una metáfora de la vida real de esta clase social que vive una vida en suspenso y que lucha para subsistir. Me gusta pensar que la protagonista a la cual le suceden las cosas y seguimos en detalle, representa a una laburante doméstica, figura que generalmente es secundaria en las ficciones y con rasgos estereotipados, y hasta peyorativos en la narrativa televisiva. La serie también pone el foco en muchas de las violencias de género, porque muestra la trata y el negocio que se esconde detrás, y también la precarización laboral que empuja a María (Yohana Pereyra), la compañera de trabajo de Rosa, a caer en las manos de las redes de trata. Sin dudas que la ficción refleja en parte lo que sufren muchas mujeres día tras día.
¿Cómo fue la búsqueda para llegar a esa estética tan particular que tiene la serie?
Lucas: Por un lado pensamos en lo oscuro de los policiales, escenas de crímenes, cadáveres, y por otro lado tenía al personaje, Rosa, rodeada de productos de limpieza. Y comenzamos a ver con Irene, otra de las guionistas, que los colores de los productos de limpieza eran muy llamativos, muy pop. Mucho verde, mucho fluor, mucho rosa, entonces es como que teníamos esos contrapuntos: por un lado un mundo más oscuro y por el otro uno más pop. Rosa obviamente estaba uniformada y esos tonos contrastaban con todos los lugares sucios. Por eso imaginamos una estética más pop para el personaje, partiendo de esos colores saturados del mundo de la limpieza. Salvo la casa de Rosa, que es un lugar muy aséptico por la enfermedad de su hijo, el resto de los lugares son oscuros y sucios, lugares donde no querrías estar. Después con la directora de arte, Pamela Abdala, trabajamos las escenas policiales, los contrastes, la sangre. También el vestuario, que es rosa, hizo su aporte, a través de este y de cómo “la chica que limpia” se va profesionalizando y su vestuario va cambiando, se ve una transformación. También las locaciones tienen su contrapunto, tuvimos que buscar lugares muy limpios y después pasar a basurales o lugares muy sucios, casas abandonadas. Todo el tiempo era jugar entre lo limpio y lo sucio.