Ahora un profesor está siendo noticia, debido a la reacción que tuvo al ver que una de sus alumnas se había quedado dormida en clase.
Te compartimos su mensaje.
Monte Syrie es un escritor y profesor en un bachillerato de Washington, Estados Unidos que nos ha compartido una lección de comprensión y empatía. Recientemente, una de sus alumnas se quedó dormida durante una de sus clases, pero él en lugar de despertarla, decidió dejarla dormir.
Al ser una persona activa en redes sociales, para hablar acerca de temas educativos, publicó un hilo en Twitter donde explica por qué tomó la decisión de permitir que Meg, su alumna, se quedara dormida en clase.
"Meg se quedó dormida en clase ayer. La dejé hacerlo. No me lo tomé personal. Ella tiene una clase de matemáticas a primera hora, responsabilidades en una granja, fatiga por calificar para el estatal de una carrera de relevos de 4 x 400 metros, angustia adolescente, y muchas otras cosas con las cuales lidiar. Mi clase es solo una parte de su vida, no su vida", comienza a contar el profesor.
Y entonces procede a explicar que debido a esto, ella no pudo aprovechar el tiempo de la clase para terminar un ensayo y entregarlo. Sin embargo, ese mismo día por la noche, se lo envió sin que él se lo recordara o le dijera algo al respecto.
"Sé que todos tenemos esta idea de cómo hacer correctamente las cosas, y dejar que un chico se duerma en clase está fuera de lo permitido. Lo entiendo y no sugiero que lo hagamos parte permanente de nuestra rutina, pero sí sugiero que sigamos nuestros instintos", continúa el profesor. Y entonces explica por qué eligió hacer las cosas de ese modo.
"En un salón diferente, Meg quizás habría recibido alguna nota por quedarse dormida y obtenido un cero por no entregar su ensayo a tiempo, pero ella no estaba en un salón diferente, estaba en mi salón. Mi salón. Y en mi salón hay muchas cosas que yo PUEDO hacer. No puedo controlar el mundo de afuera. No puedo ofrecerle a Meg una clase de matemáticas en otro horario más tarde, no puedo alimentar a todos los caballos que ella alimenta cada mañana o tarde. No puedo correr una carrera por ella. No puedo alejar sus problemas de adolescente. Pero sí puedo darle un descanso. Ella no estaba siendo irrespetuosa al quedarse dormida ayer. Solo estaba cansada. Así que le di un descanso. Eso sí puedo darle. Y puedo creer, debo creer, que eso se recompensará al final. Y así fue. Meg terminó su ensayo. De hecho, ella misma me lo dijo orgullosamente esta mañana cuando coincidimos a las 6:45 en el mercado. Estaba yendo por algo de desayunar antes de ir a su clase de las 7:10. Había estado despierta desde las 5:00 haciendo tareas", concluye el profesor.
Hay una frase típica que se suele escuchar decir mucho a los padres, especialmente a aquellos que tienen hijos adolescentes: "tu única obligación es estudiar y cumplir con la escuela". En el caso de mucho estudiantes así es, pero en otros casos, como el de Meg, que tiene muchas ocupaciones, no lo es.
La adolescencia es una etapa llena de cambios, en la que muchos jóvenes comienzan a hacer otras actividades además de sus estudios o por la que pasan por momentos difíciles que son parte de su desarrollo a esa edad. Lo que ha mostrado este profesor no es sino amabilidad y empatía por la situación particular de una alumna, una buena alumna que tuvo un día pesado.
Desde luego, las reacciones a la publicación de este profesor no se hicieron esperar, y tanto jóvenes como adultos, compartieron historias similares de cómo otro profesor supo actuar como él, dándoles la oportunidad de obtener el descanso o espacio que necesitaban en ese momento.
Todos ellos, algunos como ex-alumnos y otros como padres, se mostraban agradecidos con aquellos profesores, destacando la importancia y el impacto que puede tener un trato amable hacia los alumnos. Una de las respuestas que recibió el profesor en su hilo de Twitter, resume a la perfección lo sucedido:
La realidad es que pocos estudiantes recordarán la información que les enseñaste 5 o 10 años después, pero siempre recordarán la compasión que les mostraste mientras estuvieron en tu clase.
Y lo que comentan todos aquellos que le responden es cierto. Un buen maestro no sólo se encarga de enseñar a sus alumnos el material académico que corresponde a su clase, sino que también se preocupa por ellos y busca la manera de ayudarlos.
Otro ejemplo que hemos visto de profesores que van más allá de sus responsabilidades, son aquellos que tienen alumnas que son madres y llevan a sus hijos a clase porque no tuvieron otra opción. No sólo les permiten asistir con ellos a clase, sino que si se presenta alguna dificultad, incluso se ofrecen a ayudar, como aquel profesor que calmó el llanto del bebé de una alumna y continuó la clase con él en brazos.
Si bien parecen ser acciones pequeñas o sin mucha importancia, éstas pueden tener un gran impacto en la vida de los estudiantes, ayudándolos a seguir motivados y sentirse menos presionados para continuar con sus estudios. La empatía y el apoyo de un profesor, podría cambiar por completo el futuro de sus alumnos. Enhorabuena por regalarnos un ejemplo de empatía y bondad.