El deporte tiene el poder de trascender las barreras de sexo, religión y nacionalidad. Promueve la salud y el bienestar, mejora la autoestima y enseña liderazgo, habilidades para trabajar en equipo y perseverancia. Las mujeres en el deporte desafían los estereotipos de género, se convierten en la inspiración como modelos a seguir y muestran a hombres y mujeres como iguales.
El acceso de las mujeres al ámbito deportivo fue tardío y ha estado lleno de dificultades. Ellas tuvieron que superar barreras creadas por patrones sociales y culturales.
Hace tres mil años atrás, se excluía a la mujer no solo como deportista, sino como espectadora. En la historia de los juegos olímpicos, se abrieron las puertas a las mujeres en el año 1900, en Paris, aunque limitadas solo al golf y al tenis. Las Olimpíadas de 2012 en Londres fueron los primeros Juegos en los que se presentaron a competir en todos los deportes del programa Olímpico.
Como muchos sectores han reconocido, el género femenino amplía las perspectivas, aporta nuevas ideas e innovaciones y llega a nuevas audiencias. No obstante, todavía hay un largo camino por recorrer antes de ver una igualdad total en el mundo del deporte.