La Argentina de la inflación constante anotó un récord particular. Este año se dio el caso de que producir la moneda de un peso sale más caro que el valor que representa. Entonces, se optó por cambiar el diseño, achicar el cospel, demandar menos material y despedir aquel doble mineral dorado y plateado que caracterizó el peso. Y claro está, gastar menos.
La paradoja monetaria finalmente llegó este 2018. Si un argentino quisiera comprar a costo de producción una moneda de un peso debería pagar 1,14 más IVA, es decir, 1,38 pesos. La nueva pieza forma parte de la nueva familia de monedas, "Árboles de la República Argentina", compuesta por cuatro denominaciones de 1, 2, 5 y 10 pesos, con las imágenes del jacarandá, el palo borracho, el arrayán y el caldén, respectivamente.
Se llegó así a que la de un peso, de apariencia dorada, tenga un valor de $0,51 más IVA, poco más de 60 centavos.
Con el dólar a 20, la moneda de un peso representa cinco centavos de dólar. Entre el impacto en el costo del mineral, además de la mano de obra, la producción se tornó antieconómica. Cada moneda tiene dos costos principales. Por un lado, el cospel, que se compra liso y en el exterior. Por el otro, el costo de acuñarla, que se compone de mano de obra, servicios, impuestos, además de la cantidad y la urgencia en la entrega.
Según las proyecciones de la Casa de Moneda, la anterior versión, llamada en la jergabimetálica, hubiese tenido un costo de un peso solamente el cospel virgen. A eso habría que sumarle $ 0,14 por el costo de acuñar, además del IVA. Aquella dorada y plateada tiene un peso de 6,35 gramos y el último contrato que suscribieron el Banco Central y la Casa de Moneda fue por 125 millones de unidades de un peso.
La nueva versión, denominada electrodepositada de cobre tiene un precio de 0,51 centavos de peso. El cambio de diseño incluyó la decisión de hacerla más liviana. La nueva tiene un peso de 4,3 gramos.
En la Argentina, la decisión de qué moneda y qué cantidad se acuña la toma el Banco Central. La Casa de Moneda es la encargada de producirlas. El último contrato de monedas de un peso bimetálica se realizó por 125 millones de unidades. Entonces, el BCRA compraba y aportaba el cospel virgen. El nuevo contrato de la ilustrada con el jacarandá preveé que saldrán a circular 150 millones de unidades.
Según el Banco Central, las cuatro piezas forman un cono monetario cuya base es la moneda de 10 pesos, con un diámetro de 24,5 milímetros, y que se extiende hasta la moneda de 1 peso, la de menor tamaño, con 20 milímetros. Cada una posee una tonalidad particular que las distingue. "El cono monetario se completará durante 2018 con la aparición de las monedas de 2 y 10 pesos", dijeron en la entidad.
Más allá de los nuevos diseños, todas las circulantes van a convivir y ninguna saldrá de circulación.
Por Diego Cabot