"Una Iglesia que no sale, a la corta o a la larga se enferma en la atmósfera viciada de su encierro. Es verdad, también, que a una Iglesia que sale le puede pasar lo que a cualquier persona que sale a la calle: tener un accidente. Ante esta alternativa, prefiero mil veces una Iglesia accidentada que una Iglesia enferma ", les escribió Francisco a los obispos que hasta el mes pasado compartieron el trabajo con él en el Episcopado.
 
Rompiendo, una vez más, la formalidad, Francisco se excusó con los obispos "por no poder asistir [a la asamblea plenaria] debido a compromisos asumidos hace poco", con relación a su reciente elección como papa. "¿Suena bien?", agregó, a modo de irónica pregunta.
 
La carta le llegó al presidente del Episcopado, José María Arancedo, por medio del nuncio apostólico, monseñor Emil Paul Tscherrig, quien calificó la asamblea de "histórica, porque uno de ustedes, un hermano y ex presidente de esta conferencia, ha sido elegido obispo de Roma y sucesor de Pedro".
 
Fiel a su estilo personal y descontracturado, el Papa les pidió a los obispos: "Recen por mí, para que no me la crea y sepa escuchar lo que Dios quiere y no lo que yo quiero".
 
Ante el pedido, la respuesta fue inmediata y los obispos decidieron hacer un alto en las deliberaciones y celebrar mañana, a las 18, una misa en la Basílica de Luján para rezar por las intenciones de Francisco. Es probable, incluso, que antes de finalizar la asamblea el Episcopado le dirija un mensaje al Santo Padre.
 
Las palabras de Francisco se extendieron al modelo pastoral que quiere imprimirle a la Iglesia, en sintonía con la prédica del santo de Asís: "Que el Señor nos libere de maquillar nuestro episcopado con los oropeles de la mundanidad, del dinero y del clericalismo de mercado".
 
Los obispos recibieron el mensaje del Papa luego del escueto pero contundente comunicado difundido el día anterior, en el que cuestionaron el tratamiento apresurado de la reforma judicial y advirtieron sobre el riesgo de "debilitar la democracia".
 
Un arzobispo de dilatada trayectoria dijo ayer que la Iglesia siempre se mostró preocupada por garantizar la independencia de la Justicia y recordó que en abril de 1997 el Episcopado se pronunció en contra de una reforma judicial promovida por el entonces presidente Carlos Menem, que demoraba la constitución del Consejo de la Magistratura, como lo exigía la Constitución reformada en 1994.
 
Respuesta a Bonafini
 
Así como el Papa había respondido por escrito los saludos que le envió el presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti, ayer se conoció una respuesta a la nota que le hizo llegar la presidenta de las Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini.
 
En este caso, la respuesta llegó mediante una carta firmada por el subsecretario para las Relaciones con los Estados de la Santa Sede, monseñor Antoine Camilleri, quien le transmitió "la gratitud del Santo Padre por su amable escrito, así como los nobles sentimientos que lo han motivado".
 
"El Santo Padre comparte su dolor y el de tantas madres y familias que han padecido y padecen la pérdida trágica de sus seres queridos en ese momento de la historia argentina y con afecto les imparte una particular bendición", concluye la carta.
 
Fuente: La Nación