Capriles dijo que no reconocerá el resultado hasta que la justicia audite todos los pasos del proceso electoral.
El chavismo no cede en Venezuela : ni diálogo nacional ni "caprichito" (recuento del total de las boletas), como exige la oposición y como prometió Nicolás Maduro ("Vamos a hacerlo, no tenemos miedo. ¡Que las cajas hablen!") en un arrebato democrático la noche del domingo.
La alianza antichavista formalizó ayer ante el Consejo Nacional Electoral (CNE) la exigencia de que se haga una auditoría del ciento por ciento de las boletas. Maduro obtuvo el domingo 262.473 votos (1,77%) de diferencia sobre Capriles, cuando todavía no se han escrutado las papeletas de los emigrantes, que seguramente reducirá la brecha en torno de 210.000 sufragios.
"Hemos solicitado la revisión de todo el proceso electoral: boletas, actas, máquinas, huellas y cuadernos de votación, en base a las irregularidades detectadas y la estrechez del resultado", confirmó Carlos Ocariz, director nacional del Comando Simón Bolívar, tras reunirse con Tibisay Lucena, presidenta del CNE, "a la que explicamos la necesidad de encontrar una solución política al país".
La oposición consignó pruebas y fotos de las 3000 "tramposerías" detectadas durante el 14 de abril, que van desde inconsistencias numéricas hasta máquinas dañadas, pasando por el voto de personas de 120 años. "Todo nuestro pueblo está de acuerdo con el recuento, es el grupito de enchufados el que lo niega", volvió a denunciar Capriles, que dijo que no reconocerá el resultado de las elecciones del domingo hasta que sean auditados los votos.
Todas estas "irregularidades" han quedado registradas ante el CNE. Pero por si alguien le queda alguna duda, ayer habló el único poder chavista que se había mantenido en silencio: el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ). "El conteo manual es imposible en el sistema automatizado venezolano", se contradijo Luisa Estella Morales, presidenta del TSJ, que acusó a Capriles de "mentir" a sus seguidores y de provocar los incidentes violentos del lunes. En la última década, el Supremo siempre falló a favor del chavismo.
"Lo que el poder electoral decida será total y plenamente apoyado por mi gobierno", afirmó Maduro sabiendo de antemano que ni CNE ni el Supremo van a permitirlo. La exigencia opositora está apoyada por Vicente Díaz, único rector independiente del CNE; la Internacional Socialista, y Estados Unidos.
Human Rights Watch se unió ayer a la minoría internacional: "Los venezolanos tienen derecho a cuestionar pacíficamente los resultados de las elecciones, ya sea manifestándose en las calles o expresando su opinión en los medios", aclaró José Miguel Vivanco, director en América de la ONG.
Todos ellos han recibido las embestidas del chavismo, incluido el gobierno de España, que se vio obligado a recular y a reconocer oficialmente a Maduro.
Sus demandas cayeron en saco roto. El rodillo chavista va a seguir a rajatabla su hoja de ruta para resolver la crisis política tal y como suele: por la fuerza. La embestida funciona como un ejército bien engrasado: Poder Ejecutivo, Fiscalía, Supremo, Defensoría del Pueblo, Asamblea y Guardia Nacional. Todos unidos.
Consciente de que la tensión reinante situó a Venezuela al borde del barranco una década después, Capriles evitó dar un paso al vacío, desconvocó la manifestación prevista para ayer frente al CNE en Caracas y ordenó a sus seguidores "recogerse" (guardarse) en sus hogares.
La frutilla de la criminalización fue atribuirle ocho muertos de la jornada de violencia del lunes. Medios independientes no confirman estos datos gubernamentales y la oposición niega su vinculación. Pese a ello, Maduro declaró a las víctimas "héroes de la revolución", incluso anoche estuvo en el velorio de uno de ellos.
"Hemos demostrado que nuestra lucha es pacífica, la violencia es promovida por el gobierno y su plan con infiltrados", insistió Capriles, que en las últimas horas fue acusado por la élite oficialista de "asesino", "golpista", promotor de una "invasión yanqui" y culpable de querer "convertir Venezuela en Siria o Libia".
"Si quieren violencia, lo que podemos hacer es radicalizar la revolución", amenazó una vez más Nicolás Maduro.
The Washington Post, duro con el chavismo
En un duro editorial publicado ayer, el diario The Washington Post cuestionó "el intento de los seguidores de Hugo Chávez de instalar un sucesor del caudillo muerto a través de una elección desigual". El régimen, afirmó, "parece estar preparando mantenerse en el poder por la fuerza bruta, y el país petrolero avanza hacia una crisis que exige la atención de las democracias de Estados Unidos y América latina".
"El estrecho resultado dejó claramente shockeados a los chavistas, que ya habían instalado a Maduro en la presidencia por medios inconstitucionales", agregó. "Ellos esperaban que su dominio de los medios de comunicación y la orquestación de los votos de los empleados públicos les darían una fácil victoria y legitimarían la continuidad del régimen.
"La mayoría de los venezolanos "parecen estar cansados de una «revolución» que provocó una inflación de dos dígitos, severos cortes de luz y falta de alimentos básicos, y uno de los índices de criminalidad más altos del mundo", señaló el Post. "Maduro no ofreció respuestas a estos problemas, sólo absurdos reclamos de que son producto de conspiraciones."
Reunión de urgencia de la Unasur
Ante la tensa situación política que vive Venezuela en las últimas horas, los jefes de Estado de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) -entre ellos, la presidenta Cristina Kirchner- se reunirán hoy de urgencia en Lima para tratar la evolución de las elecciones en las que Nicolás Maduro se impuso por un mínimo margen sobre el opositor Henrique Capriles, que pidió el recuento de los votos.
La Presidenta tenía planeado viajar hoy a Caracas para la asunción de Maduro, mañana, en el mismo día en que en Buenos Aires habrá una protesta por su reforma del Poder Judicial. Pero, por la cumbre de la Unasur, hará una escala de algunas horas en la capital peruana para reunirse con sus pares de la región.
El uruguayo José Mujica y la brasileña Dilma Rousseff también confirmaron su asistencia.
Fuentes de la presidencia peruana indicaron que Maduro aún no confirmó su presencia en la reunión, al igual que el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, de gira por Europa.
Una fuente gubernamental reveló que el presidente peruano, Ollanta Humala, iba a desistir de participar mañana en la asunción de Maduro, una medida por la que había sido duramente criticado por diversos sectores políticos locales después de que lo llamó para felicitarlo.
Fuentes de la cancillería peruana dijeron que la reunión fue convocada a "último momento", debido a las protestas que estallaron en Venezuela tras los comicios.