Durante la homilía realizada en la tradicional celebración litúrgica por el día de la Inmaculada Concepción, el obispo de la Diócesis de Río Cuarto, monseñor Adolfo Uriona, pidió por la paz, el amor y la solidaridad entre las personas.
La feligresía de Río Cuarto y de la diócesis está de fiesta. Como todos los 8 de diciembre, se celebra la advocación mariana de la Inmaculada Concepción. Al ser patrona de la ciudad, los fieles salen a las calles a festejar el día, junto a la tradicional procesión y misa en la explanada de la plaza San Martín.
Durante la misma, el obispo de la diócesis de Río Cuarto, monseñor Adolfo Uriona, indicó que todos estamos marcados por el pecado de la ideología, el pecado original. "Esto nos invita a remontarnos a los pecados de nuestros padres que se traslada de persona a persona”, señaló.
Aseguró que este es el porqué de los grandes problemas del hombre: “Él está en cada uno, en el interés por lo propio y en creer que el hombre puede dictaminar lo bueno y lo malo, lo que se debe hacer o no. El proyecto de Dios no era el camino de la autosuficiencia sino el de la paz y el amor”, añadió.
Ante una multitud congregada, el obispo llamó la atención sobre “creer que somos lo más importante del mundo” y afirmó que esto “ha convertido a la vida humana en tristeza, limitación y muerte”. Durante el cierre de su homilía, pidió por la paz, el amor y la solidaridad entre las personas.