Se mencionó varias veces la "nueva etapa" que se avecina, y el gobernador Daniel Scioli fue más allá con una frase que sorprendió a todos: "El Gobierno tiene que terminar lo mejor posible" .
En ese contexto, la frase "búsqueda de diálogo" sonó en boca de opositores, oficialistas y empresarios. Todos coincidieron en la necesidad de corregir errores y de reinsertar al país en el mundo.
La reunión anual del Consejo de las Américas, que convoca a los empresarios, diplomáticos y dirigentes más destacados de la Argentina junto con inversores norteamericanos, fue una postal clara de que los referentes políticos y económicos piensan que el poskirchnerismo empezó inmediatamente después de la derrota electoral del Gobierno en las primarias del 11 de este mes.
Allí estuvieron, además de Scioli, el gobernador kirchnerista Jorge Capitanich y referentes de la oposición, como el jefe del gobierno porteño, Mauricio Macri; el intendente de Tigre, Sergio Massa; el gobernador socialista de Santa Fe, Antonio Bonfatti, y los diputados Margarita Stolbizer y Francisco de Narváez.
No faltaron críticas de la oposición al Gobierno, pero fueron más las coincidencias que los desencuentros en los discursos que se pronunciaron en el Hotel Alvear. En las conversaciones informales que hubo detrás de escena entre políticos y empresarios, la más novedosa de esas coincidencias fue la referencia a un clima de fin de ciclo.
Scioli reconoció que "no está todo bien en la Argentina", y llamó a "dejar atrás la etapa pendular de la historia argentina". Instó, así, a arrancar un nuevo tiempo que "no genere incertidumbre".
Sostuvo que "el diálogo es la clave del éxito", y pronunció otra frase que levantó muchas suspicacias entre los oyentes: "Los invito a debatir el futuro más allá de la decisión de la voluntad popular", dijo, en una elíptica referencia a la derrota electoral del kirchnerismo.
También Capitanich habló de mejorar la relación con el Club de París (un grupo de 19 países con el que la Argentina tiene pendiente una vieja deuda de unos 9000 millones de dólares) para fomentar el crecimiento, y coincidió con Scioli en que el peronismo debe decidir en elecciones internas su candidato presidencial para 2015.
La organizadora del encuentro y presidenta del Consejo de las Américas, Susan Segal, no salía de su asombro al escuchar tanta melodía uniforme durante la mañana que duró el encuentro convocado con el nombre "Argentina, perspectivas económicas y políticas".
Ante más de 500 empresarios, los gobernadores y dirigentes del oficialismo y de la oposición que fueron invitados intercambiaron elogios unos a otros sin reparar en el color político que representaban.
El candidato oficialista Martín Insaurralde estaba invitado al encuentro, pero faltó. Quizá fue una premonición cristalizada de que el intendente de Lomas de Zamora no encaja en esa postal poskirchnerista que ayer se vio en los salones del hotel Alvear, donde compartieron audiencia referentes de empresas como Microsoft, Petrobras, JP Morgan, Citi, AES, Fox, NEC, PanAmericanEnergy, Monsanto y Barrick, entre otras.
Cada uno de los oradores dejó marcado en mayor o menor medida que el esquema de un país confrontativo como el que plantea el Gobierno está agotado. Los discursos previos a los de la dirigencia política estuvieron a cargo del CEO de YPF, Miguel Galuccio, y de la ministra de Industria, Débora Giorgi. Ambos contrastaron sustancialmente con el tono conciliador y el baño de realismo que se escuchó en el análisis de la economía argentina unas horas después en el mismo salón.
El jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, le reclamó al Gobierno que aplique políticas para "fomentar las inversiones para apostar al crecimiento del país", y exigió a todos los sectores de la economía y la política "salir de estas discusiones internas que tanto nos fragmentan y debilitan". Macri habló de futuro: señaló que la Argentina "tiene todo el potencial para mirar hacia adelante, más allá de la coyuntura, el cepo y la inflación".
Luego hubo un intervalo en el que los empresarios reunidos en el hotel Alvear preveían una jornada cargada de duras lanzas entre opositores y oficialistas. Pero lejos quedó ese clima hostil.
Con un discurso plagado de datos económicos y perspectivas optimistas, Capitanich llamó a buscar "la sustentabilidad en el largo plazo". Más allá de los elogios que el gobernador de Chaco le lanzó a la Presidenta, también hizo mención a un tema que hoy es tabú para la Casa Rosada: instó a la Argentina a mejorar la relación con el Club de París, al que el Estado le debe más de 6000 millones de dólares.
Bonfatti hizo un planteo filosófico del ejercicio del poder y remarcó que para gobernar hace falta "resolver los conflictos con una convivencia pacífica" entre sectores en pugna, y tras elogiar los discursos de Scioli y Capitanich, el gobernador de Santa Fe pidió generar políticas de Estado a largo plazo.
Cuando llegó el turno de los candidatos, toda la audiencia convocada por el Consejo de las Américas preveía una catarata de críticas contra el Gobierno, ya que no había ningún orador oficialista. Sin embargo, varios empresarios se llevaron sorpresas. Por ejemplo, llamaron la atención las coincidencias en el tono discursivo de Massa y De Narváez con algunos pasajes del repertorio de Stolbizer.
Massa fue el último en hablar y quizás el más esperado por los empresarios. De hecho, el salón volvió a llenarse por completo cuando apareció el intendente de Tigre. Instó a "salir de la lógica de la confrontación permanente amigo-enemigo, empresario-trabajadores, campo-industria y entrar en una lógica de suma positiva, tratando de sumar a todos los sectores", propuso.
No obstante, Massa planteó una visión crítica de la realidad actual: "La Argentina no es hoy un país en absoluta crisis ni uno en proceso de crecimiento. Es un país estancado producto de la pérdida de oportunidades por la falta de pericia de sus funcionarios". Para ese entonces, los empresarios convocados por el Consejo de las Américas parecieron intuir que se acababa de dar el puntapié inicial a una nueva Argentina, aquella que prevé un país con más diálogo y que empieza a tratar de dejar en la historia al kirchnerismo.