Finalmente llegamos al cierre de este giro galáctico llamado Tzolkin, y no es casual que el dios de la Estrella sea la última energía, porque su vibración es la más alta, posee otra frecuencia y pone fin a este ciclo de sincronización cósmico.
Los Mayas que eran grandes astrónomos, conocían cada ruta de las estrellas en el cielo, en más de un códice queda por escrito que ellos vinieron de las Pléyades, que son un grupo de siete estrellas que se ven desde la Tierra.
Este dios es por excelencia el arquetipo de la belleza, la elegancia y el arte. En los siguientes 13 días, nos visitará esta frecuencia, invitándonos a hacer de lo ordinario algo extraordinario.
Dulce, amable, contagiosa, ética y estética, así se sentirá la energía. Días ideales para nutrirnos de arte, teatro, música, cenas gourmet, un buen vino, velas, cine, en compañía de amigos o de nuestra querida pareja.
La Estrella también nos recuerda que por más que la noche sea oscura, siempre hay que brillar, porque el propósito siempre es mayor. Reconectar y encontrar con el brillo interno como si fuera un juego de la búsqueda del tesoro, y la vamos a encontrar de la manera más lúdica.
Si a esta energía la recibimos dormidos, nos sentiremos amargados, desanimados, quejosos, contestaremos mal, de mal humor. Seguramente se generaran malos entendidos.
La clave para estos días: brillar!