El sinceramiento fiscal, más conocido como “blanqueo de capitales” concluirá este viernes en medio de la premura de los contadores para terminar con todas las presentaciones de sus clientes, y las especulaciones del mercado que hablan de una presentación por más de 110.000 millones de dólares, lo que pondría a Argentina como líder mundial en este tipo de operaciones.
La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) ratificó que el 31 de marzo vencerá el plazo para sincerar los activos no declarados, como así también la posibilidad de regularizar deudas impositivas vencidas al 31 de mayo de 2016.
Hasta el 31 de marzo se deberá abonar la totalidad del impuesto especial que corresponda a la declaración de bienes, pero la documentación faltante se podrá completar hasta el 17 de abril.
En diversos medios dieron cuenta que los contadores trabajan a destajo para cerrar las declaraciones de sus clientes. De hecho, el Consejo de Ciencias Económicas pidió una prórroga en la fecha de cierre del blanqueo, lo que motivó que la AFIP extendiera hasta el 17 de abril el plazo para completar los trámites.
Desde la AFIP destacaron que si se alcanzan los 110.000 millones Argentina ocupará el primer puesto del ranking global de blanqueos.
En el segundo puesto global queda Italia, con unos US$ 102.000 millones blanqueados en 2009, y tercero, lejos, aparece Brasil, con unos US$ 53.000 millones, según datos del estudio Litvin, Lisicki & Asociados. España ocupa el cuarto lugar, con unos US$ 45.000 millones declarados en 2012.
El resultado es 21 veces mayor que los US$ 4700 millones conquistados por Cristina Fernández de Kirchner en el primer blanqueo de su mandato (2009) y 42,3 veces más que los US$ 2600 millones que logró sincerar Axel Kicillof entre 2013 y 2015, de acuerdo con los datos de la AFIP.
Hasta diciembre del año pasado se habían obtenido 97.800 millones del sinceramiento, el cual reportó al fisco un ingreso adicional de 100.000 millones de pesos.
Esto le que permitió cerrar el año con un déficit fiscal de 4,6 por ciento del Producto Interno Bruto, sobrecumpliendo la meta fiscal anual fijada inicialmente de 4,8 por ciento.