"Sép7imo Día (no descansaré)" se estrenó en un Luna Park lleno, donde ofrecerá 70 funciones. El espectáculo cuenta con una notable banda de sonido realizada por Charly Alberti, Zeta Bosio y Adrián Taverna, histórico sonidista del trío.
El universo Soda Stereo, de una enorme significancia para dos o tres generaciones de latinoamericanos, entra en una nueva dimensión de mano del Cirque Du Soleil con su espectáculo “"Sép7imo Día (no descansaré)", que se estrenó en la noche del jueves en un Luna Park lleno donde ofrecerá 70 funciones.
El espectáculo cuenta además con una notable banda de sonido realizada por Charly Alberti, Zeta Bosio y Adrián Taverna, histórico sonidista del trío, quienes tomaron grabaciones de los discos, ensayos, shows y outtakes y le dieron una nueva vida a las melodías, dotándolas de toques inéditos, que forman un componente emocional que le juega a favor del Cirque.
Un año estuvieron trabajando Alberti, Bosio y Taverna “revisitando”, vistiendo y desvistiendo a las canciones del trío que integraron con Gustavo Cerati hasta armar una banda de sonido impecable y que por la fuerza de lo desconocido exige ser sumada en forma urgente al catálogo del grupo.
A partir de eso, y de tomar conocimiento de la vida del grupo, de su significado en toda América Latina, de la riqueza de sus letras y de la importancia que culturalmente tiene Soda Stereo para todo el rock de habla hispana, es que el Cirque Du Soleil armó su espectáculo.
El canadiense Michel Laprise, director creativo de "Sép7imo Día”, parece haber tomado al pie de la letra ese axioma de la música que dice que cada canción tendrá tantas lecturas como oyentes la hayan escuchado, y partir de allí abrió otra dimensión, junto a los 35 artistas en escena y 43 detrás de escena, para la imaginación de cada miembro del público.
"Sép7imo Día” tiene protagonistas, pero también la compañía canadiense decidió recurrir al circo y al teatro como universos que mancomunados le permiten ganarle a la frialdad y a los tiranos 3 minutos de un videoclip para contar una historia en cada canción.
Y la tercera pata de esta puesta en sin dudas el público, cubierto y empapado de emoción, con su propia visión del universo Soda Stereo y el significado que la banda tuvo en la vida de cada uno de ellos y en la vida sociocultural de sus países.
Para muchos fans latinoamericanos, como los chilenos y peruanos, por ejemplo, Soda Stereo significa el ver florecer la primera primavera democrática, tras décadas de dictadura, mientras que para colombianos y mexicanos, el trío abrió las puertas a que estas naciones pudieran generar su propio rock, recuperar su identidad cultural o comenzar a forjar una cultura joven.
Así que cada uno de los asistentes de la larga gira que la espera por América Latina al Cirque Du Soleil durante 2017, podrá desahogar sus pasiones, revisar el álbum de recuerdos, llorar, gritar, vibrar como ocurrió anoche en el Luna Park.
Tal como lo hicieron Benito y Lisa Cerati junto a su abuela Lilian Clark sentados en el pullman junto a sus tías y primas, rodeados por Alberto y Zeta con sus familias, al igual que el manager Daniel Kon. Mezclada en el público dentro del campo estaba Cecilia Amenábar, ex esposa de Cerati y madre de sus hijos, así como Simón Bosio, el hijo rockero de Zeta, que se paseaba por el lugar.
Para el inicio, el Cirque decidió presentar a la banda mientras sonaba un notable meddley de “Juegos de Seducción” y otras canciones de los dos primeros discos de la banda y tres artistas vestidos de negro giraban unas ruedas, con pantallas que mostraban fotos de todas las etapas de la vida de Gustavo, Zeta y Charlie, dándole la idea junto al juego de luces que el Universo Soda estaba formado por tres planetas.
Casi en sincronía un astronauta puso una bandera que recordaba a los íconos de la tapa de “Dynamo” en el planeta Soda cuyo lado iluminado se levanta hasta convertirse en una gigantesca pantalla geoide, en un lapso en que las versiones de “Cae el sol” “Zoom” y “En el 7 día” ya habían emocionado al público.
Una especie de principito castaño y de pelo enrulado, vestido con camisas de jean es ayudado por varios acróbatas para crear el mundo Soda, mientras el planeta se convierte en una fiesta con estética ochentosa, recordando los primeros clips emitidos por MTV mientras sonaron “Picnic en el 4 B”, “Por qué no puedo ser del Jet Set”, “Vitaminas” y “Mi novia tiene bíceps” con partes totalmente inéditas.
El primer mash up es con la música de “Ella uso mi cabeza como un revólver” con la voz de Cerati cantando en forma casera “Un misil en mi placard”, mientras todos los artistas de la compañía se turnan realizando diferentes acrobacias por el cielo del Luna Park.
La flor de Metal que se encuentra en Figueroa Alcorta entre la Facultad de Derecho y Canal 7 forma parte del espectáculo y esconde a una pequeña contorsionista que realiza una cautivante coreografía, mientras sobre un cielo porteño nocturno es sacudido por una intima versión de “En remolinos”.
El público se convierte en protagonista cuando un caleidoscopio en blanco y negro aparece en las pantallas, mientras el reggae andino de “Cuando pase el temblor” captura imágenes de la Sodamanía en América Latina.
Otro momento de alto nivel es cuando una acróbata asiática arma una coreografía arriesgada, colgada de arneses, con saltos y piruetas para una bonita versión de “Luna Roja”, así como también la danza acuática de una sirena y un rockero dentro de una piscina con paredes de blindex para una versión de “Hombre al agua”.
El video original de “En la ciudad de la furia”, dirigido por el fallecido Alfredo Lois, es tomado como referencia por el Cirque que recurre a tres acróbatas para que realicen todo tipo de saltos y maniobras arriesgados colgando de la famosa reja del clip y de una cadena, lo que generó una ovación del público.
El Cirque le abrió otra vez la puerta a la participación de los asistentes en una versión de “Té para tres” que sucede en un bosque de hadas y duendes y donde es el público el que tiene que colocar su voz, logrando un máximo resultado al sacudir los corazones de todos.
Así sucede en “Primavera 0” donde trapecistas, acróbatas y contorsionistas buscan recrear la carga de psicosis urbana que entraña la distorsión shoegaze de la guitarra con el romanticismo de la letra.
Las acróbatas mujeres, de un tamaño menor que los grandotes artistas rusos y ucranianos del Cirque ocupan el centro de una pasarela, mientras una bellísima y novedosa versión de “Corazón Delator” arranca lágrimas entre los fans de varias nacionalidades reunidos en el campo.
El Cirque abre sus flores y del escenario se desprende una pasarela acolchada para que con coloridos trajes y peinados los acróbatas realizan todo tipo de saltos y coreos al compas de “De Música Ligera”, mientras estalla todo el Luna Park.
El Cirque y su elenco dan el aprobado al ida y vuelta, al feedback con el público con nuevas proezas realizadas mientras suena una movida versión instrumental de “Terapia de amor intensiva” que se cerró con Alberti y Zeta sobre el escenario recibiendo saludos y el afecto de la gente.