Casi mil pergaminos en hebreo, arameo y griego del siglo III antes de Cristo.
La Universidad Hebrea de Jerusalén ha anunciado este jueves el descubrimiento de una cueva que guardó los denominados Rollos del Mar Muerto: un conjunto de casi mil pergaminos, en hebreo, arameo y griego y de un período comprendido entre el siglo III antes de Cristo y el siglo I después de Cristo. Entre ellos, figuran numerosos libros del Antiguo Testamento.
Además, hasta ahora los arqueólogos creían que los manuscritos -descubiertos por un beduino en el noroeste del Mar Muerto entre 1947 y 1956 cerca del yacimiento de Qumran- habían sido guardados en once cuevas.
"El descubrimiento de otra cueva más, la 12, podría revolucionar la información de la que disponemos", afirma Oren Gutfeld, arqueólogo del Instituto de Arqueología de la Universidad Hebrea de Jerusalén, responsable de las excavaciones.
Ahora y gracias a este nuevo descubrimiento, los expertos sugieren la necesidad de nombrarla como la 'Cueva 12': un hallazgo que representa un hito en la investigación de estas piezas documentales de la historia hebrea.
Aunque técnicamente la cueva no contiene manuscritos, el análisis de los fragmentos de ceráqmica en los que se colocaban los pergaminos, así como las correas que las rodeaban, sigieren que estuvieron allí.
En concreto, la excavación halló numerosos frascos de almacenamiento y tapas del período del Segundo Templo, escondidos en nichos a lo largo de las paredes de la cueva y dentro de un largo túnel en su parte trasera. Gracias a la rotura de los frascos, la retirada de su contenido y el descubrimiento de un par de hachas de hierro de la década de 1950 (almacenadas en el túnel para su uso posterior), se ha demostrado que la cueva fue saqueada.
La cueva fue utilizada en el Calcolítico y el Neolítico
El descubrimiento no sólo incluyó los frascos de almacenamiento, sino también los fragmentos de envolturas de rollo, una cadena que ató los pergaminos y un trozo de cuero tratado. Asimismo, el hallazgo de la cerámica y de numerosas hojas de sílex, puntas de flecha y un sello decorado hecho de cornalina y una piedra semipreciosa, también revelaron que esta cueva fue utilizada en el Calcolítico y el Neolítico.
"El importante descubrimiento de otra cueva atestigua el hecho de que aún queda mucho trabajo que hacer en el desierto de Judea. Además, se espera llevar a cabo otros hallazgos de gran importancia" subraya Israel Hasson, director General de la Autoridad de Antigüedades de Israel.
Debido a la carrera a contra tiempo por frenar el robo de bienes patrimoniales en todo el mundo, Hasso cree necesario que el Estado de Israel "movilice y asigne los recursos necesarios para lanzar una operación histórica que permita llevar a cabo una excavación sistemática de todas las cuevas del desierto de Judea".