En nuestra provincia, sólo el 13% de las personas cuenta con niveles educativos altos. En esa línea, seis de cada diez cordobeses tienen nivel educativo medio y casi un cuarto de la población dice poseer estudios bajos.
En cuanto a la ciudad de Córdoba, los datos parecen coincidir: 15% tiene niveles de estudio altos; 65% nivel medio y un 20% cuenta con niveles formales de instrucción bajos. De todas maneras, vale remarcar la diferencia de los guarismos en lo referente a la categoría de estudios de nivel bajo (24% en toda la provincia, 20% en la ciudad capital).
El dato surge de la comparación entre dos encuestas realizadas con 10 años de diferencia por la consultora Delfos (en 2006 y 2016). Ambos estudios se llevaron a cabo en Córdoba Capital y ciudades del interior provincial, que componen muestras representativas de toda la provincia.
En rigor, si confrontamos los datos de ambas encuestas, se observa que hay un aumento de personas con niveles educativos medios y una leve suba (menor al error muestral) en el porcentaje de quienes dicen contar con niveles de estudios altos.
En otras palabras, la serie evolutiva arroja un traspaso de los ciudadanos que contaban, en 2006, con estudios de nivel bajo hacia estudios de nivel medio, lo que implica un traslado casi simétrico entre ambas categorías. Así, en 10 años subieron 6 puntos porcentuales quienes cuentan con estudios de nivel medio y disminuyeron 7 puntos porcentuales quienes alcanzan niveles de instrucción bajos.
Clases sociales y educación
Según expertos, la clase social es la variable fundamental a la hora de explicar el logro educativo. Ese pareciera ser también el caso de nuestra provincia.
El estudio muestra que en la provincia de Córdoba las clases bajas no poseen estudios de nivel alto. Así y todo, un 55% de las personas del nivel socioeconómico bajo tiene estudios de educación de nivel medio y el restante 45% tiene estudios de nivel bajo.
En tanto, en las clases altas se da el fenómeno inverso: en ese sentido, en este sector social hay una mayoría con estudios de nivel alto (56%) y sólo un 5% tiene niveles educativos bajos.
Dicho eso, año a año pareciera que la brecha entre quienes más y menos tienen se ahonda. La semana pasada, la organización humanitaria Oxfam publicó un informe en el que remarca que ocho hombres (ninguna mujer) acumulan una fortuna igual a la que suma la mitad más pobre del planeta. Es decir, ocho personas tienen la misma riqueza que 3.600 millones de personas. Dato escandaloso.
En suma, no únicamente en lo monetario la brecha parece ensancharse; también en materia educativa existe esa exorbitante diferencia de acceso y goce.
Finalmente, son los sectores más vulnerables de nuestra sociedad los más afectados tanto en lo judicial, lo laboral, lo económico como en lo educativo. De esta manera, sería provechoso comenzar a vincular las políticas educativas a las sociales.
Licenciado en Psicología, Lucas Gatica. Consultora Delfos