Ilumina la oscuridad
Edición del 24 / 11 / 2024
                   
15/08/2013 17:08 hs

Una pesadilla en medio de las elecciones

Córdoba - 15/08/2013 17:08 hs
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Cuando su madre fue a votar, a un adolescente le hicieron creer que la habían secuestrado. Pagó 3.000 pesos en tarjetas telefónicas.

“Fueron tres horas en las que lo estuvieron amenazando, torturándolo psicológicamente, fue un infierno lo que pasó”. De esta manera, Gabriela describió la pesadilla que vivió el domingo su hijo Franco (19, hijo de un periodista de La Voz del Interior ), una nueva víctima de los secuestros virtuales en la ciudad de Córdoba.

Según relató la mujer, alrededor de las 17.30 de ese día, ella salió junto a su hija de 6 años de la vivienda de barrio Granja de Funes para ir a votar. En el domicilio se quedó sólo Franco. Fue entonces cuando, a los pocos minutos, sonó el teléfono fijo. “Hubo un choque en la Rafael Núñez”, dijo una voz masculina, seria y fría, del otro lado de la línea. Aún nervioso y perturbado por lo ocurrido, Franco ayer no podía recordar si quien hablaba simuló ser un policía (un comisario) o de un servicio de emergencias, ardides habituales con los que los delincuentes inician este tipo de estafas.

Se presume que los delincuentes buscaron el teléfono en la guía, precisaron la ubicación del domicilio y tomaron como referencia una avenida transitada cercana para aumentar el estupor de la víctima.

Lo concreto es que en pocos segundos, aprovechando el nerviosismo del joven, el delincuente logró obtener una serie de datos. Supo que la mujer se llamaba Gabriela, que había salido junto a su hija de 6 años y que se movilizaba en un vehículo de determinadas características. Todo lo necesario para que, en un determinado momento, la conversación cambiara de tono: “Escuchame bien, tu mamá y tu hermana no tuvieron ningún accidente, están secuestradas”, fue, palabras más, palabras menos, la frase con la que empezó el calvario para Franco.

Le pidieron un número de teléfono celular y pasaron la conversación a ese aparato. El adolescente jamás tuvo tiempo para pensar. No lo dejaron en silencio ni un segundo. “Juntá toda la plata que haya en tu casa”, le indicó la voz.

Una mujer que gritaba. “Mi hijo sentía que lo estaban vigilando, que lo veían todo el tiempo, entonces hacía todo lo que le pedían”, agregó su madre. Para peor, los delincuentes hacían que una mujer gritara con desesperación, lo que aumentaba el temor de Franco. “La vamos a violar y a cortar los dedos”, lo amenazaban.

“Le hicieron revolver toda la casa, parecía que habían estado los propios delincuentes adentro por cómo quedó todo”, siguió contando Gabriela.

Con el dinero que juntó, fue a distintos quioscos cercanos y compró tarjetas de teléfono para cargas virtuales. Luego de pasar los números, debió quemar los comprobantes, según se lo iban ordenando.

Cuando su madre llegó, alrededor de las 20.30, lo encontró shockeado. “Le habían pedido que juntara en un bolso elementos de valor, no sé adónde se lo iban a hacer tirar”, continuó. Recién allí, Franco se dio cuenta de que todo era una mentira. “Sé que es una estafa, pero él lo ha sufrido como si se tratara de un secuestro real. Llora, tiene pesadillas, ha pasado por el horror de su vida. Ahora voy a tener que llevarlo a un tratamiento psicológico”, agregó la mujer, intentando explicar la dimensión de un “secuestro virtual”.

Consejos

No dar datos. No brinde ningún dato o información a la persona que lo está llamando, de ningún tema y menos sobre familiares que estuvieran ausentes en ese momento. Pida un teléfono de contacto y corte.

Fingen ser policías o médicos. Esté atento ya que, generalmente, los delincuentes se hacen pasar por policías, inspectores municipales o médicos.

Cupones y rifas, pase. No llene cupones con datos telefónicos a desconocidos: ya sea en comercios, cines, boliches o en la calle.

Agendar celulares. No agendar en los celulares números con la palabra “mami” o “papi”. Ponga nombres y evitará problemas en caso de que extravíe o le roben el celular. Si recibe un llamado extorsivo.

Stop. Corte la llamada: tenga presente que, en caso de accidentes, la Policía informa personalmente. Mantenga la calma y comuníquese rápidamente al 101 (emergencia policial).

Llame a los suyos. Contáctese con el familiar que no está en la casa y que supuestamente está “secuestrado”.

Denuncie el hecho. Formule la denuncia en la unidad judicial de su zona o bien en la Unidad Judicial de Delitos Económicos, ubicada en el primer piso del edificio Central de Policía, sito en avenida Colón 1250, Córdoba capital; conmutador (0351) 428-7000.

Accidente como llave

La modalidad del secuestro virtual que sufrió Franco es muy común. Llaman, se identifican como policías, dicen que hubo un accidente y allí comienza la trampa, porque con ello suelen lograr la desesperación de la víctima, que, sin darse cuenta, comienza a suministrar datos de su familia y allegados.

Fuente:La Voz

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