Al abrigo de una montaña casi inaccesible de la sierra del estado mexicano de Guerrero, en su casi frontera con los estados de Puebla y Oaxaca, un hombre encontró por casualidad una escalera hecha de lianas y ramas que daba a unas cuevas en una escarpada barranca conocida como Kuatlakechpan. El poblador local, en una zona donde conviven nahuas, mixtecos y tlapanecos junto a la población mestiza, halló también unas extrañas figuras y decidió ponerse en contacto con los responsables estatales del Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Así comienza la historia de un singular descubrimiento arqueológico realizado en México en el que se han hallado unas cuevas con pinturas rupestres en las que se ve a los colonizadores españoles como nunca se habían encontrado: sombreros, arcabuces, caballos, cruces... junto a dioses nahuas y simbología cósmica: "la cueva del sincretismo o del códice de piedra", la llaman los arqueólogos.
"Fuimos a la siguiente semana de que se diera el aviso al municipio de Olinalá, entre las comunidades de Santa Cruz Lomalapa y Temalacatzingo, poblaciones netamente indígenas. Es muy difícil llegar a las cuevas, hicimos cuatro horas a pie caminando por el vértice de la montaña", explica a El Mundo el arqueólogo jefe de esta misión, Jorge Alberto Hernández Flores.
Lo que encontraron inesperadamente fue algo más que una vieja escalera pre-colonial y unas figuras: " Son seis paneles de pinturas rupestres, cuya importancia radica en que son las primeras representaciones de conquistadores españoles dentro del área mesoamericana ( considerando Mesoamérica con los límites que tenía esta zona cultural para el momento del contacto 1519- 1521) portando armas de fuego como arcabuces y espadas. Es notable el detalle de las vestimentas de algunos personajes en los que es posible distinguir que visten con jubones, tipo de camisa de la época, ropilla (especie de capa), greguescos o calzas botargas ( los pantalones cortos y abombados que traían los españoles) y sombreros de ala ancha con plumas", explica Hernández.
Junto a ellos, en lo que puede ser la primera huella de sincretismo hispánico y prehispánico, pese a que hay también algunos restos rupestres coetáneos alegóricos a la conquista en la zona del norte del país aunque de menos calidad técnica, "hay elementos propios de la ideología mesoamericana como cuentas calendáricas, representaciones de deidades y cuerpos celestes, quincunces, que es el elemento que representa los cinco rumbos del universo, y dibujos de animales cánidos y aves", señala el arqueólogo.
Ahora que se hará en estas fechas una segunda visita a las cuevas, la primera y única es de agosto de 2015 donde se hizo el hallazgo que ahora se ha revelado, existe la posibilidad de encontrar nuevas pinturas y se trabaja en la hipótesis de su causa.
"Creemos que los que lo pintaron son indígenas fugados de las minas de Ayoteco, donde los españoles sacaban plata bajo el mando de Alonso de Aguilar, y a los que las comunidades tributaban con mano de obra y bastimento para la producción minera", explica Hernández.
Parece que estos mineros pudieron fugarse de las minas y ser rechazados por algunas comunidades indígenas, se sabe que en 1552 hubo en Toltecamila un amojonamiento para delimitar tierras e impedir la entrada de intrusos, y este grupo se vería obligado a refugiarse en las cuevas de las montañas para evitar ser capturados por los conquistadores y sufrir el rechazo de otros asentamientos autóctonos.
Su valor es casi el de un códice avanzado sobre piedra cuyo origen podría estar entre los años 1570 y 1610. Lo que son seguro hasta ahora es las primeras pinturas rupestres de conquistadores españoles de toda Mesoamérica.

El Mundo