La pasión de Buzz Aldrin está a la vista de todos: en su camiseta, debajo de las palabras Destination Mars ("Destino Marte"), el visor de un astronauta que refleja una superficie del Planeta Rojo.
La imagen representa una misión humana que Aldrin espera que algún día se convierta en una realidad. Para él, esto significa establecer una base permanente allí.
"Las primeras personas que vayan a Marte estarán en una posición bastante honorable, pero vamos a traerlos de vuelta. El presidente que establezca la permanencia -asegura- va a pasar a la historia".
El doctorado de Aldrin en Ciencias de la Astronáutica, que obtuvo en 1963, incluía una tesis sobre "cita orbital tripulada" de dos naves espaciales.
Era una teoría que fue capaz de poner en práctica tres años más tarde en la misión Gemini 12, ganándose el apodo de "Dr. Rendezvous", por la palabra francesa que significa cita.
¿Vacaciones en Marte?
Aldrin usa varios anillos peculiares, entre ellos uno que le regaló el legendario boxeador Mohammed Ali.
En el meñique lleva otro, una combinación de media luna y estrella con incrustaciones de diamante.
"Ahora bien, este es un símbolo típico de Turquía o el islam", dice, "pero después de haber ido a la Luna y escribir una historia sobre los viajes interestelares, se convirtió en algo muy apropiado para diferentes partes de mi pasado e historia".
Es claramente un amante del brillo.
Luce en la solapa insignias de temática espacial y numerosas pulseras de cerámica y metales en cada muñeca, incluyendo una con cubos blancos. Cuatro de ellos dicen B-T-Z-Z en letras negras. Es un accesorio incongruente con el resto, pero Aldrin está lleno de sorpresas.
En 2010, grabó una canción de rap llamada Rocket Experience, producida por Snoop Dogg.
Y en el verano se transformará en un guía holográfico para una nueva exposición de realidad virtual de Marte que se inaugura en el Centro Espacial Kennedy de Florida.
Pero fuera de estas excentricidades propias de una celebridad espacial, se toma en serio de las órbitas "cíclicas'' que él ha ideado para llevar a la gente a Marte.
El plan de Aldrin implica el uso de naves espaciales como autobuses, en órbitas hiperbólicas de ida y vuelta entre nuestra luna y Fobos, la mayor luna de Marte, y el acoplamiento con naves espaciales más pequeñas mientras se está en órbita.
Su idea original era de órbitas de ida y regreso a la Luna, con el objetivo de hacer turismo espacial.
Los pasajeros disfrutarían de la vista desde la nave espacial en lugar de aterrizar en la superficie lunar.
"La NASA no estaba tan interesada en ello", dice. "Los rusos experimentaron, pero nunca hicieron un vuelo tripulado. Parecía que podrían, pero el precio es demasiado alto y no había compradores".
Autobús a Marte
A sugerencia de un exjefe de la NASA, Aldrin aplicó sus ideas orbitales a Marte.
"Algunas personas querían llamarlo una 'escalera mecánica' que subiera y bajara de Marte", dice.
"Bueno, Buckminster Fuller me enseñó que en el espacio no hay realmente un arriba o hacia abajo", comentó refiriéndose al inventor estadounidense.
"Así que eligieron para etiquetar mi sistema 'escalera mecánica hacia arriba' y no era muy elogioso", dice. "Tampoco 'Dr. Rendezvous'".

Ese sistema se conoce ahora como una órbita cíclica. Se trata de una órbita alrededor del Sol que pasa por Marte y la Tierra. El objetivo es utilizar una gran nave espacial -como un servicio de autobús– orbitando de ida y vuelta entre los planetas.
La gravedad de cada planeta actúa como un tirachinas para aumentar la velocidad de la nave, lo que reduce la cantidad de propulsión necesaria, dejando más espacio para los astronautas.
Naves espaciales más pequeñas estilo taxi llevarían los astronautas desde la Tierra hasta la nave espacial más grande. La idea es utilizar Fobos como paso previo a la colonización de Marte.
Su idea de la órbita cíclica a Marte lo llevó a colaborar con el profesor James Longuski en la Universidad de Purdue en Indiana y establecer el proyecto Purdue-Aldrin.
"Eso trajo una asociación con sus estudiantes graduados, quienes más tarde hicieron algunas mejoras sobre la base de mi idea", dice. Y luego condujo a un estudio detallado de viabilidad el año pasado y un cronograma para colonizar Marte en 2040. "Ocupar, no visitar", dice con firmeza.
No quiere ir
Si se le diera la oportunidad, le pregunto a Aldrin, ¿se iría a Marte mañana?
"No", responde inmediatamente. "Soy más valioso aquí".
Suena poco modesto (y bien puede serlo), pero tal vez es porque la contribución intelectual de Aldrin a los viajes espaciales es menos conocida que su pasado como astronauta.
Tengo la sensación de que quiere ser recordado en la Tierra por sus conocimientos de ingeniería y órbitas, no sólo por dejar sus huellas en la Luna.
La última vez que entrevisté Aldrin, a mediados de los años 90, fue para dar a conocer su primera incursión en la ciencia ficción con el escritor John Barnes. Desde entonces estaba dispuesto a salir del tema y hablar de Marte.
Veinte años más tarde, los libros más recientes de no ficción de Aldrin, de los cuales hay muchos, se concentran en la colonización del Planeta Rojo.
"No voy a estar vivo cuando lo hagan, pero se puede conseguir una gran cantidad de gente para hacerlo, amantes de las actividades al aire libre, a quienes les gusta escarbar en las rocas y buscar una pequeña ameba, o estudiar las rocas y los cráteres. Pero ese no soy yo".
Por lo tanto, Aldrin permanecerá en la Tierra, y dejará a Marte para las generaciones futuras.

BBC Mundo