La felicidad es un estado natural en los niños siempre y cuando sus necesidades estén bien satisfechas. Entre estas necesidades están las más conocidas como el albergue, el alimento y el amor. Además hay una necesidad que en ocasiones se descuida y es la tranquilidad, la paz mental.
La felicidad es un estado natural en los niños siempre y cuando sus necesidades estén bien satisfechas. Entre estas necesidades están las más conocidas como el albergue, el alimento y el amor. Además hay una necesidad que en ocasiones se descuida y es la tranquilidad, la paz mental.
La tranquilidad o la relajación son espacios de descanso mental, muchas veces inducidos por la naturaleza. La relajación se experimenta esos domingos que nos quedamos en casa, sin prisa ni compromisos.Esos espacios son meditativos, o donde la mente está quieta. Son de gran importancia porque la gran mayoría de las teorías del desarrollo humano consideran el uso de la meditación, o el descanso mental como piedra angular en la salud holística del niño. Por ejemplo, su sistema endocrino (hormonal) obtiene su equilibrio a través de momentos meditativos.
Por otro lado, el desarrollo psicológico del niño deriva en una gran dosis de autoestima cuando se siente tranquilo y en paz consigo mismo, y así maneja mejor su atención, su energía y su motivación intrínseca. Otro gran beneficio de la meditación es su capacidad de prevenir enfermedades que afectan grandemente a la población infantil y juvenil, como la diabetes o el sobrepeso.Recientemente el doctor Dean Ornish compartió un estudio, de más de tres décadas, donde encontró que la yogay la meditación, combinados con cambios en los hábitos,pueden prevenir e incluso revertir los efectos de las enfermedades crónicas. Es por estas y otras razones que los niños tienen una gran necesidad de experimentar y saber cómo utilizar técnicas meditativas para su desarrollo.
Técnicas sencillas para meditar con los niños:
1. La contemplación:
Al perder nuestra mirada en el vasto océano, al disfrutar de un lindo atardecer, al acostarse sobre la grama a mirar un hermoso árbol, experimentamos espacios de contemplación. En este estado meditativo nuestro cuerpo segrega seratonina y nuestro sistema nervioso parasimpático produce una reducción de nuestras reacciones por el estrés.
Es como si quitáramos el acelerador del auto y así disfrutáramos de esa reducción en la velocidad mental de nuestro cerebro hasta llegar a la quietud y detenernos.
2. La respiración consciente:
Observar atentamente nuestra inhalación y exhalación durante unos minutos también nos permite aquietar nuestros pensamientos y preocupaciones. El mero hecho de tomar unas respiraciones profundas mejora nuestro insumo de oxigeno y la liberación del dióxido de carbono de nuestros pulmones.
3. La observación consciente:
Los niños son curiosos por naturaleza, por lo tanto se les puede invitar a que observen con detenimiento un objeto. Por ejemplo una hoja, observar sus colores, su estructura, su contornos, sus diferencias y similitudes a otras hojas. Este proceso de atención al detalle los captura y les permite regresar a la magia del momento presente.
4. El arte:
La pintura de mandalas les ofrece capturar mediante los colores la sabiduría primordial de los estados meditativos. Este ejercicio es tanto bueno para adultos como para niños y permite que nuestra mente se ilumine en la paz interior.Todas estas sugerencias pueden ser utilizadas para cuidar y salvaguardar la salud emocional, intelectual y física de los niños y jóvenes.