Lamentablemente no todos consideramos a la salud de la boca dentro de una vida sana. No consideramos el cepillado de dientes como un baño, ni ir al odontólogo como ir al médico. La salud oral requiere de nuestro compromiso diario porque es irrecuperable, a pesar de todo avance científico-tecnológico, de nuevos materiales y tratamientos.
La idea que debemos incorporar y la que debemos reflexionar es que acudiendo regularmente al odontólogo se puede prevenir las enfermedades de la boca y es posible darles tratamiento cuando recién aparecen y han causado poco daño. Así los tratamientos que necesitemos seguramente serán más sencillos y económicos. Siempre una enfermedad descubierta a tiempo será más fácil y rápida de tratar.
Tomemos como ejemplo la caries, una de las enfermedades más comunes dentro de la boca. Primero tengamos en mente que una caries pequeña no causa dolor, pero sí continuará en su avance de daño si no le damos tratamiento.
Entonces en forma general una carie pequeña se trata de forma simple, posiblemente sin anestesia y nos evitaríamos una parte del procedimiento que causa tanto temor. Una carie profunda la que requiere anestesia para su tratamiento, ya ha producido mayor daño en nuestro elemento dentario y puede producir dolor pero que no requerirá un tratamiento de conducto o una extracción para su solución.
Por otro lado cualquier lesión en los tejidos blandos (encía, lengua, paladar, mejillas) podría representar una lesión precancerosa y siempre su detección temprana puede ser el mejor tratamiento. También sucede con la enfermedad periodontal, la que afecta los tejidos que sostiene al diente, su diagnóstico a tiempo podría hacer la diferencia de un buen pronóstico para una pieza dental a un mal pronóstico y perder la misma, ya que el cambio de conducta en la higiene y la intervención del odontólogo puede determinar el progreso que tome la enfermedad.