En medio del estupor, el gobierno de Cristina Kirchner sufrió ayer la más catastrófica derrota de su década en el poder y quedó comprometido con miras a las elecciones legislativas del 27 de octubre.
Por ese motivo, varios gobernadores hicieron llegar un mensaje claro: "Éste fue un voto contra el gobierno nacional, con un solo destinatario: la Presidenta".
Se ignora si se lo dirán a la Presidenta en persona. "Ella designó el candidato [Martín Insaurralde], armó a dedo la lista bonaerense y nacionalizó la elección; todos pedían que no la nacionalizara", comentó un funcionario que habló de "catástrofe".
¿Se viene un pase de facturas de gobernadores del PJ al Gobierno? Era prematuro afirmarlo anoche. Pero en la Casa Rosada confiaron que en la campaña hacia octubre "habrá cambios". La incertidumbre radicaba en "si son cambios para bien o para mal".
La perspectiva de dos derrotas electorales en apenas dos meses y medio era lo que más inquietaba ayer en Balcarce 50.
"Vamos a seguir profundizando esa transformación", dijo Cristina Kirchner, como si hubiera ganado las elecciones, sin hacer autocrítica ni reconocer el triunfo de sus adversarios en provincias gobernadas por el Frente para la Victoria (FPV) y beneficiadas con abultados giros permanentes de recursos de la Nación.
Por ejemplo, en Mendoza perdió "por robo" contra el peor adversario, el ex vicepresidenteJulio Cobos. Pero además fue batido en provincias "invencibles" para el PJ: San Juan, La Rioja, Jujuy, Catamarca, Chubut y Santa Cruz. "Esto es la peor catástrofe", se lamentaba una fuente oficial, en clima de velorio y caras largas.
Pero la peor "paliza" fue en Buenos Aires. Su ex jefe de Gabinete Sergio Massa le ganó a Insaurralde, pese a que la Casa Rosada apostó hasta tarde al "empate técnico". El intendente de Tigre les ganó en 40 días al Estado nacional y al gobierno de Daniel Sciolijuntos.
"Mañana [por hoy] comienza la caravana de todo el peronismo del país hacia Tigre, pero dobla antes de La Ñata [la quinta de Scioli] en la intendencia", comentó un dirigente del gobierno y del peronismo. Exageraba, pero ése era el temor en Balcarce 50. Comenzará la caza de brujas para evitar fugas de leales. ¿Cómo quedará Scioli? Era otra incógnita. "No es momento de análisis, si no de llorar", bromeó un operador.
Cristina felicitó anoche a Daniel Filmus. Pero en Balcarce 50 temen que la alianza UNEN , que casi superó a Pro en la suma de votos, podría imponer en octubre a Pino Solanas y superar a Filmus con parte de los votos de Prat-Gay y de Terragno. Eso le haría perder al FPV dos bancas en el Senado.
Otra pésima noticia: la derrota de Ana Pechén en el MPN de Neuquén contra Guillermo Pereyra, sindicalista petrolero y moyanista. "Pereyra hizo campaña atacando el acuerdo de YPF con Chevron y la gente lo apoyó. El voto fue contra Cristina. Y llevaría en octubre dos senadores anti-K", se comentó.
"¡Perdió [José Luis] Gioja en San Juan!", se asombró un funcionario. "Luis Beder Herrera dice que la derrota en La Rioja es culpa de él, no laburó bien", comentó otro.
"Por lo menos en Santa Cruz salimos segundos, podíamos salir terceros", se consoló otro "pingüino". Pero ganaron los radicales que impulsaron las denuncias contra el empresarioLázaro Báez por lavado de dinero.
"La derrota en Corrientes es grave porque el 15 de septiembre hay elecciones de gobernador y Arturo Colombi nos ganará de nuevo", se preocupó un cristinista puro. También se lamentó por el cuarto lugar de Carolina Scotto en Córdoba y mucho más por el tercero de Jorge Obeid en Santa Fe.
"Nos están rompiendo el c... en todos lados. Este voto es en contra del gobierno nacional, dicen en las provincias", se lamentó un funcionario kirchnerista. En Misiones, Formosa, Tucumán y Salta el kirchnerismo obtuvo menos votos que otras elecciones. En Salta ganó para senadores pero perdió en diputados. La merma del FPV fue general, en todo el país: quedó con 26 puntos a nivel nacional, casi 30 menos que el 54% de 2011.
Ello deslució el argumento preparado por Cristina para maquillar la derrota: dijo que es la primera fuerza nacional. Además, terminó con el sueño de la segunda reelección y dañó la capacidad de elegir a su propio sucesor.