"Son elecciones nacionales, no olvidemos", destacó anoche Cristina Kirchner, y le respondió a Massa: "Nosotros somos David porque gobernamos todos los días".
Tardó una hora en bajar a hablar . Disimulando la derrota, la presidentaCristina Kirchner apeló a esconder la magra cosecha del oficialismo y, como se esperaba, concentró el discurso en resaltar que su fuerza política era la única presente a nivel nacional.
Al filo de la medianoche, Cristina abandonó el piso 19 en el que esperó los resultados para dar su interpretación de la elección, la más dura que le tocó vivir al kirchnerismo.
Le prepararon un informe que ni siquiera leyó. Tenía allí la cantidad de votos que había obtenido el Frente para la Victoria y la cantidad de bancas que ganaba. Quedó para la escenografía, desplegado en las dos pantallas gigantes en que se dividió el escenario con estética de arte pop.
"No esperen que vaya a prometer cosas que sé que no voy a poder hacer", sostuvo la Presidenta en un golpe directo a las propuestas de Sergio Massa , el principal oponente, a quien nunca felicitó ni tampoco nombró.
La jefa del Estado bajó al búnker preparado para el triunfo a las 23.45, con el gobernadorDaniel Scioli a su lado y su candidato en la provincia, Martín Insaurralde, del otro. También estuvieron el senador y candidato Daniel Filmus y su compañero para Diputados, Juan Cabandié.
"Son elecciones nacionales, por favor, no olvidemos", fue una de las primeras frases de Cristina Kirchner apenas se sacó el saco en el acalorado subsuelo del hotel Intercontinental.
Como responsable de la derrota, la Presidenta fue la única que habló en la noche tensa del búnker oficialista, que se mantuvo con clima de poco festejo desde que comenzó el conteo.
La lectura obligada, previsible, para el Gobierno, fue concentrarse en la cantidad de bancas que obtendría con los resultados de ayer. "Si bien esto es una elección preliminar, estaríamos en condiciones de mantener e incluso aumentar la representación parlamentaria", se ilusionó la Presidenta.
Nunca habló de una derrota ni salieron de sus palabras los magros guarismos del kirchnerismo. La sorpresa y el malhumor ya habían transformado en bronca moderada la sede del Frente para la Victoria desde la tarde, cuando aparecieron derrotas inesperadas, como la de San Juan, y la baja en los votos en el conurbano bonaerense.
"Se ha logrado tanto y siempre se demanda más", ensayó como explicación la Presidenta, sobre lo que el Gobierno define las tensiones del crecimiento que genera el modelo.
En un tiro directo a Massa, Cristina definió que el Gobierno era "David" y no al revés, Goliat, como había planteado en campaña el líder del Frente Renovador. "Recién lo charlábamos con Daniel. No, muchachos, los que somos David somos nosotros, que tenemos que dar respuestas todos los días a la gente", descargó la Presidenta, mirando a Scioli. Apenas los protagonistas pisaron el escenario, con sonrisas tensas que denotaban el malestar, el gobernador le dio una palmada en la espalda a la Presidenta. Después ella le tomó el brazo y le agradeció el apoyo en la campaña para levantar a su candidato.
Según la interpretación que hizo Cristina, la derrota de Insaurralde se debió a la falta de conocimiento del intendente de Lomas de Zamora, que arrancó con el 20 por ciento de intención de voto. Le auguró un mejor desempeño para octubre. "Lo importante es que sepamos lo que nos toca enfrentar. Vamos a seguir profundizando la transformación", prometió la Presidenta, y llamó a la militancia a movilizarse hacia las elecciones generales, dentro de dos meses, el día definitivo para el kirchnerismo.
Ya está el plan armado a las apuradas en el búnker K. Hoy se hará una evaluación distrito por distrito y se profundizará en la primera sección electoral, donde pesa el massismo. Otro capítulo será la tercera, desde donde no salieron los resultados esperados.
Cristina se recluyó desde las 21 en la suite presidencial del piso 19. Allí solo entraron los más allegados, como Carlos Zannini, Florencio Randazzo o Juan Manuel Abal Medina. Insaurralde y Scioli esperaron un piso más abajo y el resto de los invitados y el gabinete se entretenían en el 16. El 17 fue desechado por ser "la desgracia", para los que comulgan con las cábalas. Cuando ya Massa empezaba a hablar, desde la habitación 1812 se escucharon aplausos. Se abrió la puerta y salió Insaurralde, sus hijos, su compañera de fórmula, Juliana Di Tullio, y el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez. Subieron a ver a Cristina. Miraron al hombre de Tigre todos juntos por televisión.
Desde entonces, la Presidenta demoró una hora en salir a hablar. Le estaban preparando los datos para demostrar la cosecha de bancas. Allí se acordaron las cifras según el conteo provisorio y el Frente para la Victoria se quedaba con 39 escaños, de las 34 que ponía en juego. Ése será el discurso central a partir de hoy.
RUMBO A 2015
"Mi gran responsabilidad es darle gobernabilidad a la Argentina", fue una de las últimas frases de la Presidenta, que se juega en esta elección de medio término su poder para influir en la sucesión en 2015.
Con poco de autocrítica, Cristina sostuvo que eran un "gobierno con aciertos y equivocaciones" y dijo que posiblemente "la ciudadanía busca mejores dirigentes".
La Presidenta desnudó su fuerte malestar sobre el final, cuando con la voz entrecortada de quien muestra bronca pidió a los argentinos que "se hicieran cargo de sus votos".
"Jamás le hemos mentido a la gente", abundó la jefa del Estado, y celebró el nivel de participación en estas primarias. "Les pido que hasta octubre piensen las cosas que hicimos", reclamó a los votantes, esta vez esquivos para el Frente para la Victoria. Fue entonces cuando recordó que hacía cuatro años, sobre ese mismo escenario, se había parado Néstor Kirchner a reconocer la derrota ante Francisco de Narváez. "Las cosas son cambiantes. Era gente que venía con planes. pero los que tuvimos que seguir laburando fuimos nosotros", reprochó.
Pasó media hora de discurso. Estallaron los papelitos, habituales, aunque esta vez más escasos que en los grandes festejos oficialistas. La música final estuvo mal elegida. Sonó "Un día perfecto", del grupo Estelares.
LO MEJOR
Repuntó su popularidad
Martín Insaurralde era hasta ayer un intendente con poco nivel de conocimiento. Logró repuntar en las encuestas por los aportes de Cristina y Scioli durante la campaña
LO PEOR
El conurbano y el interior
No obtuvo los resultados esperados en el conurbano bonaerense ni en el interior profundo de la provincia, donde Massa se hizo fuerte. Hoy se hará una evaluación detallada
SCIOLI, DE HABLAR CON LA OPOSICIÓN AL BÚNKER K
El gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, estuvo ayer en el piso 18 del Hotel Intercontinental, el búnker kirchnerista. En el escenario, se ubicó a la izquierda de la Presidenta, en una clara demostración del importante rol que ocupó durante la campaña. Ayer, Scioli tardó una hora en votar en una escuela de Dique Luján.
Antes de definirse las candidaturas para las primarias, Scioli había intentado una negociación con Sergio Massa, Francisco de Narváez y Mauricio Macri. Habían evaluado conformar un frente opositor, que, finalmente, no prosperó. Luego, el gobernador se subió a la campaña de Insaurralde.