La Nebulosa de la Tarántula
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14/08/2016 11:11 hs

Vecinos al rescate de una capilla

Córdoba - 14/08/2016 11:11 hs
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Voluntarios de barrio Rogelio Martínez de Córdoba administran y mantienen el averiado templo que colinda con el hospital Raúl Ferreyra. Además, visitan a enfermos, organizan eventos para juntar fondos y piden ayuda casa por casa.

Desde hace años, la capilla de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción, ubicada en el predio del hospital Raúl Ángel Ferreyra (ex-Español), presenta un serio deterioro edilicio, pese a ser un inmueble de alto valor patrimonial. Pero un grupo de vecinos de barrio Rogelio Martínez se propuso rescatarla, administrarla e intentar que siga siendo un lugar espiritual para los residentes de esta zona de la ciudad de Córdoba.

Con esfuerzo, estos voluntarios mantienen a pulmón y con recursos propios el histórico templo (fue construido en 1932), ubicado a metros de avenida Riccheri, frente a Ciudad de las Artes. Igual que el hospital, la capilla es un verdadero ícono del barrio, muy querida por todos. Por eso, la cuidan como un tesoro. Pero se necesita ayuda económica para restaurarla.

Colaboran directamente en la capilla 16 personas que conformaron el llamado Consejo Pastoral. No obstante, toda la comunidad de Rogelio Martínez ayuda con dinero y alimentos, y asiste a misas, a grupos de oración y a otras celebraciones litúrgicas.

Los voluntarios se calzan remeras blancas con leyendas que dicen “Yo vengo a ofrecer mi corazón” y realizan visitas periódicas a enfermos e internados en el hospital colindante a la capilla. “Les llevamos la eucaristía; se alegran al vernos, sobre todo los que no tienen familiares y necesitan acompañamiento”, dicen Marisa Salum, Carmen Consigli y Mariana Dadone, tres voluntarias.

Algunos también salen a repartir hostias en domicilios particulares donde viven adultos mayores que no pueden asistir a misa.

La acción solidaria de los vecinos de Rogelio Martínez prendió en otros barrios cercanos, como Jardín y Jardín Espinosa. Ahora se sumó gente de esos lugares que concurre a dar una mano.

Para juntar fondos, organizan rifas, tés, ferias y locros solidarios, además de recorrer casa por casa del barrio para pedir colaboración. Con el dinero recaudado en colectas dominicales y las recorridas a domicilio se compran alimentos que, luego, son donados a la parroquia de Villa Siburu.

Los aportes de los vecinos son bienvenidos: sirven para abonar la luz y el gas, costear el lavado de mantelería, pagar el salario de dos personas que limpian la capilla y para mantenimiento edilicio.

Asimismo, con los fondos se adquieren hostias, velas, estampitas, insumos de aseo, ornamentos sacerdotales, guiones litúrgicos, pilas, micrófonos, garrafas, libros y otros artículos de uso corriente.
Salum dijo que las actividades sociales y religiosas cuentan con la autorización del Arzobispado.

A buscar curas

A tal extremo se llegó que, en cierto momento, no había sacerdotes que oficiaran misas. “Desde hace años no hay capellán”, lamentó Dadone. Por eso se consultó a curas jesuitas y estos aceptaron brindar misas cada domingo a las 11.30. Pero los voluntarios deben utilizar sus vehículos para transportar a los sacerdotes y luego devolverlos a sus residencias.

“Si no nos hacíamos cargo nosotros, se cerraba la capilla; pedimos a la gente que asumiera un compromiso para que siguiera funcionando”, enfatizó Salum, la encargada del templo católico.

Consigli planteó que la idea es que la capilla se conserve y sirva a la comunidad. “Cada vez que se rompen vidrios, los reponemos; sacamos plata de nuestro bolsillo y lo hacemos con cariño por lo que significa este lugar”, destacó.
La capilla se había cerrado a finales de los ’80, cuando se marcharon las monjas franciscanas que daban catequesis en el barrio, hacían labor pastoral y trabajaban en el hospital. Los problemas aparecieron y la capilla estuvo a punto de ser demolida. Pero se salvó por la acción de los vecinos.

Un ícono del barrio
La capilla de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción es un inmueble con protección patrimonial alta, según el catálogo municipal de Córdoba creado por ordenanza 12.201. La abren los martes de 19 a 20 para grupos de oración y los viernes de 15 a 19 para adoración del Santísimo. Los domingos a las 11.30 hay misas y se llena de fieles.

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