El mayor perjuicio siempre lo sufre la oferta, porque la producción se halla atomizada, mientras que la demanda se encuentra concentrada en pocos compradores. El riesgo precio siempre le pega más fuerte a los productores. Por Juan Vasquetto
En la jornada de ayer a mitad de la rueda la soja en Chicago (CME) caía cerca de u$s 14,00 (catorce Dólares), para terminar casi sin cambios respecto al cierre del día anterior.
Los “Técnicos” indican que este comportamiento en los precios donde sobre el fin de una rueda ocurren este tipo de rally alcista de precios se debe al comportamiento agresivo de los compradores.
Dentro de estos compradores tenemos los fondos de inversión agrícolas, especuladores que tienen en sus manos un alto porcentaje de los productos, ya que compraron fuertemente ante pronósticos de menores lluvias en el país del norte. La escalada alcista se potenció cuando el último informe del USDA no se incrementó tanto como esperaban los primeros la siembra en el país del norte.
Si bien no existen riesgos de desabastecimiento en el mundo, de producirse condiciones climáticas adversas, la oferta en de la oleaginosa podría reducirse.
En este escenario los compradores que necesitan la mercadería, y que operan habitualmente en los mercados de futuros para obtener previsibilidad, tienen que lidiar con los especuladores que compran esperanzados en un aumento en los precios de los granos.
Durante los últimos días las variaciones en los precios fueron significativas, con alta volatilidad, y provocaron una baja, teniendo en cuenta, los máximos de junio de aproximadamente u$s 35 para maíz y soja en los futuros de Chicago, mientras que en Argentina los futuros de maíz diciembre perdieron u$s 22 y la soja u$s 30 para el mes de noviembre.
El mayor perjuicio siempre lo sufre la oferta, porque la producción se halla atomizada, mientras que la demanda se encuentra concentrada en pocos compradores. El riesgo precio siempre le pega más fuerte a los productores.
Estas bajas provocan caras de preocupación en el hombre campo, que trata de usa como estrategia retener la mercadería y vender cuando sus compromisos financieros lo requieren.
En síntesis el productor pierde en conceptos de ingresos por efecto precio el 10% del valor de la mercadería en menos de un mes, y debe hacer frente a costos crecientes en pesos producto de la inflación.
Esta situación de incertidumbre, precios volátiles, crisis sectoriales, ausencia de medidas para los que padecen el incremento de la materia prima, generan mayor retención de mercadería, complican los costos y ralentizan la inversión. Toda la economía de la región se resiente porque estamos en una zona agrícola ganadera que necesita que los ingresos del campo dinamicen la actividad.
Sin embargo a pesar de esta situación coyuntural, parece que todas las intenciones políticas se alinean y manifiestan su compromiso de trabajar para solucionar el problema. Tanto el Gobierno Nacional, Provincial y ahora el reciente Municipal, Y EN EQUIPO hablan del campo y la agroindustria como un factor clave en el desarrollo.
Solo resta que el resto de los integrantes de la cadena de valor trabajen en forma conjunta con los funcionarios para encontrar las herramientas que permitan otorgar previsibilidad a la economía para poner en marcha el motor de la agroindustria.