Por muchos años, consumir insectos estuvo asociado a lo exótico, a hábitos transoceánicos que surgían a partir de la ausencia de la carne. Si bien hay algo de verdad en esto, en la cuestión cultural, diferentes organizaciones internacionales recomiendan su ingesta por la riqueza nutricional que poseen.
Una de ellas es la
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO), que invitó a incluirlos en la dieta diaria: "Los insectos comestibles como los grillos y abejas contienen proteínas de alta calidad, vitaminas y aminoácidos para los humanos".
Pero estos no son sus únicos beneficios. También aportan magnesio, manganeso, cobre, hierro, selenio, zinc, fósforo, vitamina B2 y B5, biotina, ácido fólico, y tanto grasas monoinsaturadas como poliinsaturadas.
Los primeros en saltar la valla del rechazo fueron los atletas de élite. Desde la FAO aseguran que son "esenciales para construir músculos", ya que aportan una buena dosis de energía mediante su riqueza proteica.
El fisicoculturista y entrenador personal Adam Sinicki, quien es conocido como The Biooner por ser un pionero en la implementación de lo biológico a la dieta, explicó: "Es inevitable: si se quiere tener músculos poderosos el mejor camino son los insectos".
Para Sinicki existe suficiente aval científico para asegurar que son esenciales para "reparar el daño que se produce en muchas fibras, cuando se trabaja de manera intensa para incrementar la masa muscular". La FAO afirmó que sumarlos al plan alimenticio además de generar mejores rendimientos físicos son una excelente opción para ayudar al medio ambiente y una opción más que "saludable para los vegetarianos".
Según las métricas del organismo, las abejas poseen 500 gramos más de valor nutricional que la carne vacuna. Por otro lado, 100 gramos de grillos no contienen tantas proteínas como otros insectos, pero sólo representan 121 calorías, que se queman más fácil que las 288 de un bife a la plancha.
Por su parte, científicos chinos de la Facultad de Ciencias Marinas y Tecnología en el Instituto de Tecnología de HuaiHai, determinaron que los insectos contienen dos veces más proteínas que una porción de carne de iguales proporciones.
En el informe de la FAO se indica que su consumo podría ayudar a combatir el hambre: "Promover su producción y nutrirse de ellos puede tener implicaciones positivas en la economía y la sociedad".
Finalmente explican desde la ONU-, está la cuestión económica, que es mucho más importante de lo que, a priori, asemeja: "No se necesita una gran inversión para criarlos, lo que ofrece la posibilidad de que incluso los sectores más pobres de la sociedad puedan acceder a ellos".
(Infobae)