A 18 días de que el cadáver de Marcelo Arias fuera descubierto flotando en el río Suquía, en el centro de la ciudad de Córdoba, los investigadores no parecen contar con una sola pista firme que ayude a develar el misterio del que apunta a ser uno de los crímenes más inexplicables de los últimos años en la provincia.

El asesinato de Arias es un caso que por ahora sólo está rodeado de preguntas. ¿Cuál fue el móvil de este homicidio? ¿Quiénes fueron sus autores? ¿En qué lugar de la ciudad lo golpearon? ¿Cómo se trasladó Arias hasta el Centro desde la sede de Ecogas en el extremo norte de la ciudad, último lugar donde fue visto con vida? ¿Por qué ejercieron tanta violencia sobre este ingeniero, presidente de una consultora mendocina que era contratista del Estado cordobés?

La autopsia reveló, entre otras lesiones, que tenía quebrados ambos brazos a la altura de los codos. ¿Por qué lo arrojaron al río con dinero en la billetera y sus dos teléfonos celulares?

Esas preguntas sin responder llevan a plantearse otros interrogantes que trascienden la esfera del hecho policial. ¿El objetivo del asesinato era el propio Arias o el crimen es un mensaje brutal para otras personas? ¿Quiénes tienen el poder o la impunidad para arrojar a una víctima al río, en el centro de la ciudad, al mediodía de un día laborable, donde saben que será visto de inmediato por numerosas personas? ¿Cuál es el trasfondo de un asesinato de esa naturaleza?

Recorrido. Ayer llegó a Córdoba el abogado de la familia Arias, Mauricio Cardello. Este se reunió con el fiscal José Mana, quien lleva adelante la investigación, y luego recorrió la zona del río Suquía por donde se habría desplazado el cuerpo de Arias el día de su asesinato.

El abogado mendocino se manifestó sorprendido por la ausencia de pistas para dilucidar el crimen y por el gran movimiento peatonal y vehicular que existe en esa zona de la Costanera. “Hay edificios en construcción, una plaza, una bajada para vehículos, paradas de colectivo, una estación de servicio, gente que camina a la orilla del río. ¿Quién puede arrojar aquí, a la vista de todos, el cuerpo de una persona de 80 kilos?”, se preguntó.

Cardello dijo que tuvo una conversación informativa extensa con el fiscal Mana y anunció que el abogado Federico Pizzicari será el representante legal de la familia en Córdoba, ya que él no está habilitado para ejercer la profesión en esta provincia.

Desde Mendoza, ayer se conoció que la hermana de Arias, Paula, renunció al directorio de la constructora Amulén, en la que también participaba Marcelo. Esta constructora también está ligada al ingeniero mendocino Roberto Martín, exfuncionario del gobierno de Juan Schiaretti y verdadero dueño de Newen, la consultora en la que trabajaba Arias. Ambas empresas participan en distintas obras y gestiones para la construcción de varios gasoductos en la provincia de Córdoba.

Un alto funcionario provincial contó ayer a este diario que dos hijos de Martín que se encontraban trabajando en Córdoba regresaron a Mendoza apenas conocido el asesinato de Arias. Uno de ellos es empleado en el ámbito de la Secretaría de Ambiente, en el Ministerio de Agua y Energía, y otro en la Municipalidad de Alta Gracia, donde habría ingresado gracias a gestiones realizadas por el ministro de Infraestructura, Hugo Testa, ante el intendente de esa ciudad Walter Saieg (Unión por Córdoba).



Fuente: LAVOZ.com.ar