El portavoz de la Autoridad Nacional de Gestión de Desastres, Kamran Zia, confirmó la cifra de víctimas fatales por las crecidas de los últimos días en diversas regiones del país. En 2010, Pakistán vivió las peores inundaciones de su historia tras un monzón y un deshielo.
Sin embargo, las cifras oficiales de las autoridades de la provincia de Baluchistán, en el suroeste del país, y de la ciudad meridional de Karachi, elevaron el número a 73 respecto a los datos reportados por la NDMA.
"En toda la provincia murieron durante el fin de semana al menos 16 personas", afirmó Saifuramán-ul Islam, portavoz del organismo de gestión de desastres de Baluchistán, región en la que ocurrieron algunos de los peores daños a causa de las lluvias.
En los distritos de Khuzdar y Jhal Magsi, las fuertes precipitaciones provocaron la crecida de algunos cauces locales y la localidad de Gandava quedó prácticamente anegada, aunque la cifra de muertos fue relativamente baja.
Mientras tanto, un portavoz de la autoridad metropolitana de Karachi, Sher Siddiqui, afirmó que "entre 20 y 30 personas" perdieron la vida, en los dos últimos días, a causa de diversos incidentes relacionados con las lluvias.
"Algunos fallecieron ahogados en canales, mientras que otros electrocutados o por la caída de paredes que cedieron ante la fuerza del agua", precisó Siddiqui.
Las autoridades prevén una mejora inminente del tiempo, y la NDMA afirma que, en general, la situación está bajo control y no se espera que la situación vaya a empeorar.
"La situación en general está estabilizada y solo hay cierta preocupación por las áreas de Karachi y Jhal Magsi", afirmó el portavoz de la NDMA, que recalcó que se descarta cualquier riesgo de desborde de los grandes ríos que recorren el país.
Hay pocas probabilidades de lluvias fuertes en las próximas 48 horas y, en general, "las perspectivas del tiempo son buenas", afirmó el jefe del Departamento Meteorológico de Pakistán, Arif Mahmud, a la agencia EFE.
Pakistán vivió en 2010 las peores inundaciones de su historia tras un monzón extraordinariamente lluvioso que, sumado a un deshielo también especialmente abundante, dio lugar a un caudal fluvial que anegó buena parte del país.
Aquellas inundaciones ocasionaron más de 20 millones de damnificados y cerca de 2.000 muertos, mientras que el año pasado murieron cerca de medio millar de personas y hubo casi cinco millones de afectados por las lluvias torrenciales.