Los autos frenaron de repente. Algunos de sus ocupantes, con revólveres en mano, bajaron, recorrieron unos metros a pie, se detuvieron y regresaron a los vehículos. “No está”, murmuraban.

La escena se ha repetido en los últimos días en las calles de Marqués Anexo, el barrio de la ciudad de Córdoba que este año fue noticia, luego de que a fines de abril, dos jóvenes fueran asesinados y un tercero, malherido, todo en seis días.

Sucede que un adolescente de 17 años, que estaba detenido por uno de los homicidios, se fugó del Complejo Esperanza, de Bouwer, donde estaba alojado. Ante esto, allegados al fallecido, Brian Rivas (20), han decidido salir a buscarlo por su cuenta.

Rivas (padre de una beba, trabajaba como repartidor de pizzas) fue asesinado el viernes 26 de abril a la madrugada. Según la investigación policial, un grupo de jóvenes vecinos del sector, con los que había discutido porque él los acusaba de haber intentado robarle la moto, ingresaron en el patio de su casa y lo llamaron. Cuando se asomó, lo mataron de un balazo calibre 22 en el estómago.

Los sospechosos quedaron detenidos horas después. Fueron capturados en una vivienda ubicada a pocos metros de la de Rivas.

El domingo 28 de ese mes, poco después de que fuera inhumado, un grupo de allegados y familiares de la víctima fueron 
a reclamar a la casa de la familia de uno de los victimarios y, desde ese hogar, se efectuaron disparos.

No hubo heridos. Quienes tiraban, según se informó en aquella oportunidad, usaban dos chalecos antibalas de la Policía y portaban armas largas.

El lunes siguiente, otro grupo fue a esa vivienda y la incendió, tras destrozarla a pedradas, pese a que había policías que custodiaban el barrio.

Durante esos días en que Marqués Anexo fue noticia, hubo un despliegue permanente de efectivos en la zona. Luego, cuando fue detenido un adolescente de 18 años que estaba prófugo, buscado por un crimen ocurrido el domingo 21 de abril y por haber atacado un día antes a otro joven que sufrió severas heridas, la guardia policial abandonó el sector.

Sin embargo, según advirtieron los vecinos, los tiros a cualquier hora jamás cesaron.

Ahora, la tensión volvió a resurgir luego de que el viernes último, uno de los acusados de haber matado a Rivas, un joven de 17 años, G. A., huyó del Complejo Esperanza, donde estaba alojado desde el mismo día del crimen.

Saltar el cerco. Según información oficial del Ministerio de Desarrollo Social, que tiene a su cargo Complejo Esperanza, este adolescente y otro, cerca de las 18, “cuando regresaban al módulo, desde el gimnasio donde habían realizado actividad física, de manera intempestiva emprenden una veloz carrera hacia el cerco perimetral” que mide 4,5 metros.

Mientras que G. A. logró escalar y pasar hacia el otro lado, el otro muchacho no pudo saltar el alambrado y fue aprehendido en el momento.

G.A. se escabulló entre los altos pastizales de los terrenos colindantes y no fue capturado. Desde entonces, está prófugo.

Según advirtieron en Marqués Anexo, este joven ya estuvo alojado en Complejo Esperanza, por robo, y fue protagonista de por lo menos dos fugas anteriores.

Pronto, en Marqués Anexo corrió la noticia de que el adolescente otra vez estaba en la calle. Ante esto, familiares y allegados a Rivas han decidido buscarlo por cuenta propia, por lo que en los últimos días se vio a diferentes vehículos particulares que recorren la zona ante el temor de que G. A. regrese al sector.

Un día antes, el jueves de la semana pasada, otros dos adolescentes también huyeron de Complejo Esperanza, con la misma modalidad: saltaron el alambrado y corrieron por los pastizales.

“No es carcelario”

Comunicado. Ante la fuga de G. A. y de otros dos adolescentes, entre jueves y viernes pasado, desde el Ministerio de Desarrollo Social se indicó mediante un comunicado: “Respecto a las actividades que realizan los jóvenes en el exterior de los módulos, tanto como tareas de limpieza, pintura, deportes, con el objetivo primordial de la educación, esparcimiento y resociabilización, esto atiende a la necesidad de los jóvenes de ‘salir’ del lugar donde están alojados y evitar largos períodos de encierro en virtud de respetar los derechos y garantías de los mismos ya que el Complejo Esperanza no es de ninguna manera un establecimiento carcelario, sino un centro socioeducativo, amén de contar con las medidas de seguridad pertinentes”.



Fuente: LAVOZ.com.ar