La música es una de las principales fuentes de placer y emoción de la vida. Y se utiliza con diferentes fines: canciones que permiten a la gente aislarse de sus problemas, alegrarlos o simplemente que son un viaje perfecto a una situación que se intenta recordar.
Es por eso que un grupo de investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) desarrolló un nuevo enfoque para tomar imágenes del cerebro que permitieron revelar qué relación tiene la música con el órgano. Según el estudio el cerebro humano tiene que estar acompañado de una pieza de música para una mayor desarrollo.
Los científicos sostienen que "cuando se reproduce un fragmento musical, se activa un conjunto específico de neuronas en el interior de un surco de la corteza auditiva del receptor". Además, los investigadores afirmaron que otros sonidos como "el ladrido de un perro o el agua corriente de un inodoro dejan impasibles a los circuitos musicales".
Josef Rauschecker, director del Laboratorio de Neurociencia Integrativa y Cognición en la Universidad de Georgetown, explicó tras años de estudio sobre este tema que "el habla y la música están en partes diferentes del cerebro, donde se interpretan todos los sonidos y que cada una es en gran medida sorda a las pautas de la otra. Tenemos la certeza de que el cerebro da un tratamiento especializado al reconocimiento de la música, que considera a esta una categoría tan fundamental como el habla y eso es muy emocionante", dijo el profesor.
Rauschecker sostuvo que la sensibilidad musical es más importante para el cerebro humano que la percepción del habla. "Hay teorías de que la música es más antigua que el habla o el lenguaje", dijo y aclaró que "algunos -incluso- argumentan que el habla evolucionó a partir de la música".
Llevaron a cabo el experimento reuniendo una biblioteca de sonidos cotidianos: música, habla, risa, llanto, susurros, frenadas de autómoviles, banderas ondeando y campanas sonando. "La fortaleza de nuestro método es que es neutral en cuanto a hipótesis", dijo el profesor Josh McDermott, científico y colaborador de Rauschecker. "Solo presentamos un conjunto de sonidos y permitimos que los datos hablen".
"Quienes escuchan música desde pequeños y de forma constante, tienen mejores habilidades de lenguaje, son mas creativos y felices. El oír música, ayuda a bajar los niveles de ansiedad, disminuir el dolor y son una fuente de optimismo necesaria cuando se trata de enfermos con Alzheimer, Parkinson y diferentes formas de autismo", concluyó un estudio de la Universidad de Florida.
Este relevamiento también comprobó que quienes tenían algún tipo de educación musical, ya sea en interpretación de instrumentos o apreciación, rendían mejor en los exámenes de ingreso a las universidades. Quienes estudiaron apreciación musical, sacaron 61 puntos más que sus pares en pruebas verbales y 42 en las matemáticas. En el caso de quienes tocaban instrumentos, la diferencia fue de 53 y 39 puntos respectivamente.