Además confesó a jóvenes en el parque Boa Vista, recorrió la ciudad, recibió a reclusos y saludó a los abuelos en su día.
La agenda del día se inició a las 7:30 con la ya habitual misa privada en la residencia de Surame, en Río de Janeiro, mientras que después de las 9:00 se trasladó a su primera actividad fuera de la residencia.
Ésta se realizó a las 10 de la mañana: a esa hora, el Papa confesó a cinco jóvenes en el parque de la Quinta de Boa Vista, cerca de su residencia. Fue en confesionarios al aire libre, montados a efectos de esta jornada.
En varias oportunidades, Jorge Bergoglio dijo que escuchar las confesiones de los fieles es una de las cosas que más le gusta hacer como sacerdote. En el libro El jesuita (la biografía del papa en forma de entrevista hecha por Sergio Rubin y Francesca Ambrogetti) Bergoglio daba su visión sobre este sacramento: “Suelo decirles a los curas que cuando están en el confesionario no sean rigoristas, ni ‘manga ancha’. El rigorista es aquel que aplica, sin más, la norma. ‘La ley es ésta y punto’", dice. "El ‘manga ancha’ la deja de lado. ‘No importa, no pasa nada, total la vida es así, seguí adelante’", considera. "El problema es que ninguno de los dos se hace cargo de quien tiene delante; se lo sacan de encima”.
La confesión no es un trámite sería el mensaje de Bergoglio, sino que compromete a quien la escucha, lo obliga a ocuparse y preocuparse por el drama del otro.
Tras esta actividad, se trasladó al Palacio Arzobispal de San Joaquín, donde se encontró con un grupo de presidiarios antes de la ceremonia del Angelus.
El Papa recorrió el camino a lo largo de una avenida en la que saluda a la gente desde el papamóvil, al que accedió después de recorrer la primera parte del trazado en un auto de calle común.
El nuevo "paseo" por Río derivó en otra maratón de bendiciones para los bebés y niños que le acercaron constantemente al papa a través de sus guardaespaldas. También hizo detener su vehículo para bajar a saludar él mismo hacia la baranda que separaba a la gente de la zona de tránsito del papamóvil.
A las 11:00 AM hora local (14:00 GMT) arribó finalmente a San Joaquín, donde tiene agendada la entrevista con reclusos y el posterior Angelus. Una gran multitud se agolpa en la puerta del edificio católico.
La multitud congregada espero durante casi una hora que llegara el mediodía carioca para que comenzará la oración, plazo en el cual el papa tenía previsto recibir a reclusos dentros del Palacio.
Finalmente, tras una serie de canciones entonadas por un coro local, Francisco se asomó al balcón y desde allí habló a la multitud brevemente, sin salirse de la liturgia más que para saludar a los abuelos en su día. Cerró rezando el Ángelus. Saludó a los integrantes del coro y se retiró.
La agenda continuará ahora con el esperado Via Crucis en Copacabana. Antes de eso tendrá tiuempo para almorzar y descansar tras otra jornada de intensa actividad.