La neofobia alimentaria (o rechazo a probar nuevos alimentos) es un problema frecuente en muchas familias. Por eso, es importante que cuando un niño se niegue a probar alimentos nuevos, los padres sepan cómo actuar para que no se repita de manera sistemática.
"Eso no me gusta" es la frase más temida por los padres cuando tratan de incorporar un nuevo alimento al menú de los niños. La neofobia alimentaria (o rechazo a probar nuevos alimentos), aunque no está recogida en el manual de los trastornos psiquiátricos de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA), es un problema frecuente en muchas familias. Por eso, es importante que cuando un niño se niegue a probar alimentos nuevos, los padres sepan cómo actuar para que no se repita de manera sistemática.
La directora del área infantil del Centro de Psicología Álava Reyes, Silvia Álava Sordo, advierte que es responsabilidad de los padres conocer las pautas y desarrollar los recursos para que los niños aprendan a comer de todo y a llevar una dieta equilibrada. En este sentido, explica que los hijos, a partir de los dos años, empiezan a ser conscientes de su propia identidad y a manifestar su voluntad. Y muchas veces, asegura Álava, "su respuesta favorita es el 'no'; porque quieren poner a prueba al adulto y verse como seres independientes que tienen una opinión propia. Sin embargo, pese a su apariencia, todavía son muy dependientes de sus padres y controlan poco sus impulsos".
Entonces, ¿hasta qué punto debería un padre ceder ante estos reclamos? Como dice la experta, "es comprensible que dentro de un grupo alimentario haya unalimento que no les guste, como una fruta o una verdura en concreto. Pero no por ello hay que aceptar que el niño no quiera comer fruta de manera generalizada, ya que estaríamos perdiendo todos los aportes y nutrientes de este alimento". De hecho, hay que tener especial cuidado con la fruta, la verdura y el pescado, ya que suelen ser los platos que más cuesta introducir en la dieta de los niños.
Si, por el contrario, se les permite evitar determinados alimentos, lo más seguro, insiste la experta, es que su dieta sea cada vez más restringida y pobre en nutrientes, afectando negativamente a su salud. "Son los padres los que deben enseñarles a comer de manera sana y equilibrada, creando hábitos que les acompañarán durante toda su vida", añade. Por eso, Álava propone seguir cinco pasos a la hora de introducir alimentos nuevos a los hijos para evitar la neofobia alimentaria.
Los primeros que tienen que comer de todo son los padres. Si un niño no ve a sus padres comer de todo, probablemente él tampoco lo hará. "Los niños copian a sus adultos de referencia, que son sus padres, por eso éstos deben ser modelo y ejemplo de conducta a seguir a todos los niveles. Los primeros que tienen que llevar una correcta alimentación y sentar las bases de una dieta sana y saludable serán los padres", afirma la experta.
Presenta los nuevos alimentos de uno en uno. Es más sencillo introducir un pequeño cambio en un plato que no uno completamente nuevo. Como dice Álava, no se puede pretender cambiar la situación de la noche a la mañana.
Los alimentos nuevos, mejor en pequeñas cantidades. De esta manera, se evita que el niño se agobie pensando que no será capaz de enfrentarse a ese plato. Después, con el tiempo, se pueden ir aumentado las cantidades.
Es importante que el niño participe en el proceso. Sobre esto, la experta aconseja que padres e hijos vayan juntos a la compra para que los pequeños ayuden y se involucren a la hora de hacer la comida.
Cambiar la comida no es la solución. Comer de todo es una costumbre que se aprende desde la infancia, y permitir que el niño elija el menú de cada día no se puede mantener en el tiempo.
Y por último, Álava recomienda tener paciencia y mantener la calma, ya que muchas veces estas reacciones son provocadas por el intento de los niños de llamar la atención: "Se trata de incentivar a los hijos cuando tienen la conducta adecuada. Es mejor que la atención la reciban cuando comen y no cuando no lo hacen".