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13/12/2015 10:23 hs

Macri, en la reconstrucción de la familia política argentina

Río Cuarto - 13/12/2015 10:23 hs
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El Presidente empezó a desplegar su estrategia en las reuniones que mantuvo con dirigentes de la oposición este viernes. Los planes de Scioli para el futuro y un inesperado gesto del papa Francisco

Entre tantas cosas que no hubo posibilidad de contar en estos días de vorágine estuvo la preparación de Mauricio Macri para los dos debates presidenciales. Es una información que adquiere especial valor después de las reuniones que mantuvo en su primer día como Presidente con sus contrincantes, salvo Nicolás Del Caño, que rehusó el convite. Basta ver la calidez de cada una de las fotos dentro del despacho presidencial, y la posterior conferencia de prensa de Daniel Scioli, Sergio Massa, Margarita Stolbizer y Adolfo Rodríguez Saá con el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, para percibir que todos se sintieron como en su casa.

Efectivamente, el equipo de comunicación preparó al candidato de Cambiemos para que funcione en los debates como él quería, el jefe afectivo y tolerante de una familia integrada por personalidades diversas, con visiones y experiencias distintas, pero con la misma vocación a favor de la Argentina. Ese es el primer dato. Macri quería que se viera su vocación política favorable al diálogo, sin importar ideologías. Pero no le alcanzaba con eso. Pretendía ser visto como un padre integrador.

Así, sus asesores le recomendaron que internalizara a Rodríguez Saá como el tío dicharachero de la familia, un tipo divertido y buena onda, imprescindible en las fiestas familiares, aunque sus ideas fueran un poco excéntricas.

De Stolbizer, le dijeron que la visualizara como la hermana maestra, honesta y responsable, seria y transparente, decidida a ejercer la docencia por vocación, con mucha capacidad para mejorar la calidad humana de la familia.

Sobre Massa, le dieron la idea de que lo viera como al hermano piola que se cree que las sabe todas, que viene progresando y tiene buenas ideas, pero sobre el que siempre habrá que estar atento porque nadie sabe qué se trae bajo el poncho.

Y sobre Del Caño, el consejo fue que lo pusiera en el lugar del hermano menor que estudia Filosofía en la sede de la calle Puán, un chico bueno e idealista que todavía cree en la revolución y no dejará la rebeldía, pero tampoco es peligroso.

El aplomo con el que Macri superó el primer debate presidencial, se repitió en el segundo, el de verdad, donde se encontró con su verdadero competidor. Para la ocasión, le dijeron que tratara a Scioli como al viejo amigo de la infancia, ese con el que se crió en el barrio, el tipo con el que compartieron en la adolescencia salidas, novias, partidos de fútbol, y ya de grande dejó de ver, y cuando lo volvió a encontrar ya no lo reconoció, se trataba de otra persona. Todos tenemos un amigo así, le dijeron, y eso nos produce enorme melancolía. De esa visión del candidato del FpV salió la frase: "En qué te han convertido, Daniel".

Cuando Macri recibió a los candidatos el viernes en la Casa Rosada, los trató exactamente como se sentía, el padre amoroso de una familia complicada, que todo el tiempo está al borde de la fractura, pero que él se ha propuesto recomponer, invirtiendo todo el esfuerzo que sea necesario. Es que llegó a la conclusión de que la única manera de que cada argentino logre sus objetivos, es que la familia en su conjunto los logre.

Las reuniones con Scioli, Massa, Stolbizer y Rodríguez Saá no fueron protocolares. Un allegado del ministro Frigerio le dijo a Infobae que le dejaron en claro a los primeros invitados que tuvo la Casa de Gobierno en el nuevo ciclo que nadie quiere que dejen de ser oposición, y jamás se los perseguirá por eso. Ya no tendrán los organismos de inteligencia ni impositivos para castigarlos, ni serán extorsionados para que respalden propuestas del Ejecutivo. Por el contrario, les pidieron ayuda para sacar adelante iniciativas estructurales para la Argentina que viene, como una nueva ley de coparticipación, que termine con la discriminación que ha sufrido la provincia de Buenos Aires.

En particular en el caso de Scioli, no es cierto que Macri le haya ofrecido la embajada en Italia, aunque originalmente tuvo esa intención. Desde el Ministerio del Interior se comunicaron el día previo con gente de Scioli para preparar el encuentro, y como les explicaron que el ex candidato oficialista tenía decidido disputar la presidencia del PJ de la provincia de Buenos Aires, respaldado por Fernando Espinoza y Julián Domínguez, su decisión era continuar en la Argentina para presentarse como candidato a senador bonaerense por el Partido Justicialista en el 2017.

En una estrategia convergente está el gobernador salteño, Juan Manuel Urtubey que, sin perder tiempo, reclamó ayer al mediodía en la puerta de la Residencia de Olivos que el año que viene el PJ tiene que realizar elecciones internas para elegir autoridades. Él, por supuesto, quiere presidirlo, para iniciar finalmente su demorada carrera a la presidencia de la Nación.

De esta manera, un sector importante del peronismo buscará acelerar la interna partidaria, de modo de posicionarse hacia las legislativas de medio término, cerrándole el camino a Massa, líder peronista opositor, que ya anunció que será el jefe del interbloque peronista disidente. Aunque el otro dato sobresaliente es que el sello FpV empieza a diluirse y, más temprano que tarde, parece encaminarse a ser una parte, seguramente minoritaria, del fragmentado escenario peronista.

Mientras el peronismo estrena su etapa opositora, Macri está dedicado a inaugurar el nuevo ciclo lanzando a diario pistas para comprender cómo va a gobernar, con quiénes, hacia dónde. Muchas cosas que dice suenan increíbles para expertos analistas, como que no tiene ni tendrá operadores informales en la Justicia y que no quiere jueces macristas. El Macri Presidente es tan distinto al Macri que hace décadas conocieron en la noche porteña o de Punta del Este, y tiene tanta distancia con la estigmatización operada desde el aparato de comunicación K que el "círculo rojo" está desconcertado.

Un peronista que está cerca de él dice que ve en Macri a un caudillo democrático, con rasgos modernistas al estilo Frondizi y rasgos democratizantes parecidos a Alfonsín, aunque sin ningún "lastre" ideológico. Dice también que es pragmático, como cualquier peronista típico, aunque es sistemático como Rogelio Frigerio, el abuelo del actual ministro. Puede ser. Aunque Marcos Peña, el jefe del equipo que viene trabajando hace diez años para hacer de Macri un Presidente, diría que ninguna comparación tiene sentido, que Macri es distinto a todo lo conocido y que lo que debemos esperar es una sorpresa tras otra.

Una de ellas puede venir desde casa Santa Marta, ya que el Papa Francisco está muy gratificado con la concordia que viene expresando Macri y se siente especialmente esperanzado con que la primera actividad oficial fue con la oposición, según le mandó a decir al Jefe de Gabinete. Tan conforme está que, incluso, daría otro paso: pondría punto final al hielo que le impuso a Massa, se supone que por pedido de Cristina. El nuevo ciclo llega hasta el Vaticano.

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