Fotografían la primera estrella situada fuera de nuestra galaxia
Edición del 26 / 11 / 2024
                   
02/12/2015 19:57 hs

La opulencia de Alan Faena desembarca en Miami

Internacionales - 02/12/2015 19:57 hs
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Anoche inauguró el Faena Hotel Miami Beach, la primera parte de un desarrollo en el que invertirán US$ 1000 millones.

Si no fuera por el rumor del mar a unos pasos y los nubarrones que amenazan con el tercer aguacero tropical del día, cualquiera creería estar en el set de una megaproducción hollywodense. La orquesta local, la New World Simphony, estrena la Sinfonía Faena, compuesta por el británico Michael Nyman, el actor Leonardo Di Caprio, el fotógrafo Mario Testino y el galerista Larry Gagosian, entre otros 150 invitados, se maravillan con la osamenta dorada de un mamut de la era cuaternaria encerrada en una caja de cristal -obra icónica de Damien Hirst- mientras una procesión coreográfica y opulenta de 30 modelos ataviados como en un carnaval veneciano pasean las carnes y pescados asados ensartados en espadas y tridentes. El caviar y otros manjares "viajan" en ostras gigantes como tesoros dentro de cofres.

La atmósfera es onírica, extravagante, pero el enclave, el Faena Hotel Miami Beach en su debut de estreno, es bien real. Se trata del ex Saxony Hotel, una joya art decó de 170 habitaciones sobre el mar que fue el refugio de Frank Sinatra y de Marilyn Monroe en sus años dorados y que el empresario Alan Faena y su socio, el magnate norteamericano de origen ucraniano Len Blavatnik, convirtieron en el nuevo bastión de deseo para locales y extranjeros. La inversión superó los US$ 550 millones y unas 600 personas trabajan en él para brindar un servicio que trasciende el lujo para anclarse en la utopía.

Concebido con un glamour latino años 20, la estética del portento, que incluye un inédito teatro en el corazón de Miami Beach, no tiene parangón. Es el epítome de una invención audaz. El director Baz Lurhmann (Moulin Rouge, El gran Gatsby) y su mujer la diseñadora Catherine Martin, ganadora del Oscar, trabajaron en colaboración con Faena para crear este nuevo ícono de Miami, proyectado como uno de los espacios de interacción del Faena District (DF). Porque el pequeño gran imperio del argentino, entre las calles 32 y la 36 sobre Collins y los canales de Indian Creek -inversión total de US$ 1000 millones-se expande en seis manzanas e incluye las edificaciones de los mayores exponentes de la arquitectura mundial. La ecuación, para que se entienda, ha sido "concretar utopías", dice el empresario a LA NACION.

La revolución de Faena

Si en el imaginario global nada es capaz de "ensombrecer" a Art Basel Miami, con su ebullición artística por toda la ciudad junto al desembarco de los big players del arte por estas horas, el estreno Faena, con eco en todos los medios estadounidenses, revolucionó la agenda mediática y social e impuso su liderazgo. Es el tema excluyente en una Miami alineada con lo high end y el cosmopolitismo planetario. Aquí llaman a estas playas la Mónaco estadounidense y comparan a Faena con Donald Trump, por su "capacidad de imponer sus deseos pero con la diferencia de que el primero tiene muy buen gusto", escribió Vanity Fair.

"Es el proyecto más ambicioso que haya encarado un argentino fuera de su país y el más grande en los últimos años en La Florida", se lee en los medios de este país, que se hacen eco de la transformación que Faena, a quien describen como "un místico, vestido de blanco, la antítesis del developer local", produjo en Puerto Madero. También subrayan sus orígenes sefardíes, como nieto de inmigrantes sirios llegados a la Argentina en 1920.


En palabras del alcalde de Miami, Philip Levine, el nuevo barrio Faena indica que el futuro ya llegó a esta "flight city" y la proyecta hacia adelante como una urbe de fuerte raigambre cultural. A nadie se le escapa la sinergia que todo el distrito mantiene con las distintas manifestaciones artísticas: Además de Gone but Not Forgotten, la obra del mamut, valuada en millones de dólares (es un fósil real comprado a un museo de ciencias naturales por Hirst) en la que explora la inaceptable idea de la muerte, el hotel y el barrio funcionan como un recorrido museístico: hay otra pieza del británico en uno de los tres restaurants, Golden Myth, un unicornio dorado, símbolo de la victoria del mito sobre la realidad; una escultura monumental de Jeff Koons, Coloring Book, que preside uno de sus edificios residenciales (Faena House); otras dos del dúo Studio Job, Faena Fountain y El árbol de la vida, un site specific encargado al cinético Carlos Cruz Diez y ocho murales del argentino Juan Gatti, que narran el derrotero épico de Faena en su "conquista del sur al norte".

Gatti, mano derecha de Almodóvar, es "como un espíritu renacentista en nuestra estética", decía anoche el propio Alan Faena durante la inauguración del hotel. Allí, en el amplio lobby, bautizado La Catedral, la simbología se mezcla con la pintura naturista victoriana. Palabras clave como Amor, Conocimiento, Energía, Paz, Revelación conviven con una jungla de imágenes, felinos y aves exóticas que evocan la conquista del trópico.

"Lo que me entusiasmó del trabajo es que Alan nunca teme a pasarse en sus fantasías y en mi caso es como que se juntaran el hambre con las ganas de comer", apuntaba Gatti, mientras Nico Repetto y Florencia Raggi, Jorge Fontevecchia, una cohorte de productores hollywodenses y el magnate griego Bronis Niarchos intentaban descifrar esa ristra de murales.

Antes del estreno, Faena había explicado así a LA NACION la concreción de la primera etapa de su nuevo imperio: "El mío es un camino épico que convierte la oscuridad en luz. Me interesa inspirar a la gente, crear espacios para la reflexión y la sorpresa y para eso trabajo con las mayores mentes creativas del mundo".

No son pocos los que secundan su aventura: Francis Mallmann dirige el restaurant Los fuegos (creó un titánico horno a leña para ese propósito), el galardonado chef Paul Qui se encarga de los sabores asiáticos en el restó Pao at the Dome y Gabriel Ask supervisa la gastronomía general. Pero el dominio de Mallmann cuenta con el valor agregado de dos enormes chandeliers cuyas luces relampaguean cada vez que se produce una tormenta en La Pampa. Esa obra inédita es del italiano Alberto Garutti, quien juega a conectar el norte con el sur.

Férreo en su propósito de desafiar convenciones, el argentino, quien inscribió el récord del real state en La Florida, al vender por US$ 60 millones uno de los penthouses del edificio Faena House, proyectado por Forster & Partners, ideó además un ámbito que le faltaba a la ciudad del sol, el shopping y el arte: un teatro circular y envolvente, que amalgama el espíritu del Moulin Rouge con los cabarets latinos de los años 20. Miguel Rodríguez Arias y Gatti ultiman los detalles para el show-debut a fines de este mes, que además prevé una programación de conciertos, danza y teatro de primer nivel.

Tierra santa, el SPA bautizado con el mismo nombre de su chacra esteña, es otra muestra de su megalomanía y excentricidad: ofrece rituales chamánicos de sanación en un ámbito de mármoles exóticos, alfombras de diseño y venecitas. Todo es iconográfico, con narrativa Faena.

Porque su hotel no tiene parangón. Fue concebido a imagen y semejanza de un hombre que, inmune a todo prejuicio, hace su camino. Y Miami, con sus miles de trashumantes millonarios planetarios, se rinde a sus pies.
 

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