En vísperas de las elecciones, y para darle continuidad a la saga de la rentabilidad del sector agropecuario presente en el título de nuestros último informes, esbozaremos cuales pueden ser las reacciones del hombre de campo ante los resultados electorales.
El planteo de priorizar las personas es porque la psicología de los compradores y vendedores influye en el proceso de formación de los precios de los productos agrícolas. Ya habíamos dicho en nuestros informes de principios de año que los precios se anticipan a los mercados.
Por lo tanto el resultado de la elección del domingo en cierta forma se debería reflejar en los precios de los granos, según las expectativas de los operadores.
La pregunta entonces si estos precios son producto de una tensa calma, o ante promesas electorales de los candidatos el sector agropecuario descuenta que el próximo gobierno tendrá un paquete de medidas que ayude a mejorar la rentabilidad de la producción primaria. Situación coincidente en casi todos los discursos de los candidatos.
La discusión entonces se centra en si las políticas serán de ajustes leves en mediano plazo, o se establecerá una política de shock de cortísimo plazo.
Lo que nosotros observamos es que el productor ha retenido la mayor cantidad de mercadería que sus compromisos financieros le permiten, y en sus expectativas están:
1- Una mejora en el tipo de cambio.
2- La eliminación de los ROEs. (Registros de Operaciones de Exportación)
3- La eliminación de las retenciones en trigo y maíz.
4- La reducción de las retenciones en soja.
Todas estas expectativas se reflejan en los precios disponibles y futuros haciendo que las fábricas paguen por encima de la capacidad de pago en la soja disponible y muestren una situación equilibrada en los futuros a cosecha (mayo 2016). En cambio el mercado del maíz descuenta que no tendremos ROEs para la campaña próxima con valores cercanos a la capacidad teórica de cosecha para la próxima cosecha. Por último el trigo, con la menor área sembrada de los últimos años muestra valores que parecen interesantes, pero que paradójicamente podrían mejorar mucho más si se eliminan los ROEs. Debido a que este es el producto que mayor intervención tuvo los últimos años, los precios todavía no reflejan todo su potencial.
Con este diagnostico de los acontecimientos que ocurren tranqueras afuera de los establecimientos agropecuarios, aparecen algunas oportunidades que tendremos que empezar a evaluar como factibles para garantizar algo de rentabilidad al año 2016, que parece será un año de transición en el campo argentino, o al menos eso es lo que el “mercado piensa”.
Trazar una estrategia de cobertura combinando los factores externos e internos es una tarea que todos los productores deben realizar, porque si se queda esperando soluciones inmediatas, posiblemente para algunos llegarán demasiado tarde comprometiendo las finanzas de los próximos años.
Después de concluido el proceso eleccionario, las reacciones se notaran en el mercado, y probablemente la semana próxima vivamos un periodo de alta volatilidad en los precios locales, teniendo en cuenta las elecciones, que algunos productos están con premios teniendo en cuenta los precios internacionales, y la incertidumbre climática presente en esta época donde se define la siembra en el hemisferio sur.
En consecuencia cada productor sabe que puede quedarse esperando la solución externa o comenzar a escribir su propia historia anticipándose a los hechos reduciendo la incertidumbre. Llego la hora de empezar a aplicar el conocimiento en coberturas que cada uno fue adquiriendo en los últimos años, porque como adaptando el refrán que se atribuye a Platón, “Capacitarse y no aplicar el conocimiento, es como labrar la tierra y no sembrarla”.