Anatol Marco Josepho, un estadounidense de origen ruso, fue el primero que pensó en una cabina fotográfica, en donde la gente entrara y se llevara sus fotos impresas. En septiembre de 1925 se instaló en un pequeño estudio en Broadway, entre las calles 51 y 52, y allí puso en práctica su invento. Rápidamente la gente empezó a acudir a realizarse fotografías por tan solo 25 centavos. Crónicas de la época relatan que en un solo día hasta 7.500 personas llegaron a acudir al estudio fotográfico de Anatol. Entre sus ilustres clientes se encontraba el propio alcalde de la ciudad de Nueva York.
Josepho lo denominó PhotoBooth. Sin embargo, a finales de los años 20, el término Photomaton fue el que ganó la popularidad por tratarse de la marca francesa que explotó este fenómeno, colocándose en estaciones de trenes, autobuses, centros comerciales y edificios públicos. Los primeros modelos estaban compuestos con flashes que se activaban a intervalos cuando se introducían las monedas. Recién en 1970 comenzaron a hacerse fotos a color.
En la era de la selfie (abreviatura de self portrait en inglés) y otras creaciones, el fotomatón es el verdadero pionero del autorretrato a través de la fotografía. La reconstrucción del yo, mezcla de arte con narcisismo, antecede a la selfie en la captura de la imagen como juego identitario. En la actualidad, está de moda alquilar una de estas máquinas en la antesala de una fiesta. Cada vez más casamientos, fiestas de 15 y otras celebraciones tienen como "previa" esta diversión. Los invitados ingresan, posan y se llevan como recuerdo las fotos instantáneas.
Como señala Raynal Pellicer, autor del libro Photomaton, "el fenómeno vintage, como ha ocurrido con la Polaroid, ha colaborado sin duda a su revalorización y al redescubrimiento de la belleza de esas tiras en blanco y negro en unos momentos en que el imperio digital es hegemónico".
La primera saga cinematográfica de Superman, protagonizada por Christopher Reeves, dejó una escena que aún perdura en la memoria de los fanáticos: aquella en donde Clark Kent ingresa en una cabina fotográfica y se transformaba en el hombre de acero. Este cambio quedó plasmado en una serie de clichés en blanco y negro. El fotomatón reveló uno de los secretos del superhéroe de las dos caras. El fotomatón en París durante los años 20 tuvo al movimiento surrealista como pioneros celebrando el invento fotográfico.
La selfie, un sucesor de estos tiempos
El diseñador Philippe Starck se ha encargado de la remodelación de rediseñar las máquinas y que, desde hace algunos años, se puedan disfrutar nuevamente en las calles de París. La era digital permite que la foto tomada en ese mismo instante, pueda ser enviada a las redes sociales o por correo electrónico.
En 2014, la presentadora estadounidense Ellen DeGeneres inmortalizó en la noche de los Oscar una fotografía junto a los actores Bradley Cooper, Meryl Streep, Brad Pitt, Kevin Spacey, Julia Roberts, Angelina Jolie y Jennifer Lawrence, entre otros. Desde ese entonces, la palabra selfie está presente en cada autorretrato. Cada vez se destina más tecnología para que la "auto-foto" tenga mejor calidad y más perspectiva de imagen. Lo que antes podía tardar días, ahora es resuelto en cuestión de segundos.