Teniendo en cuenta la situación global del comercio de granos vemos que la presente campaña agrícola aportará una cantidad de cereales y oleaginosos capaz de satisfacer la creciente demanda. Si bien los informes trimestrales de stocks publicados ayer en Estados Unidos estuvieron por debajo de los pronosticados por los analistas no alcanzan para preocupar al mercado que pone los ojos en el hemisferio sur para ver qué pasa con el comportamiento del tiempo en estas latitudes y empezar a proyectar la potencial oferta.

La realidad indica que hoy la oferta está en manos de Argentina, porque los productores locales están posicionados en granos por temor a una devaluación, y en Estados Unidos que comenzó a cosechar con resultados dispares, pero en general para la soja con rendimientos superiores en los primeros lotes recolectados. Brasil se transformó en un espectador de lujo debido a que los productores anticiparon sus ventas producto de la devaluación del real.

En estos momentos se define la siembra en Argentina y los números no cierran a estos valores para el productor local que sabe que enfrenta un año de transición en el 2016 con esperanzas en que el precio y las medidas económicas que tome el próximo gobierno cambien el resultado negativo por ganancias en su estado de resultados. En consecuencia se invierte pensando que factores externos cambiaran su suerte.

El sector en su defensa gremial ataca las dos causas que lo despojaron de la rentabilidad:
1.- Las retenciones (Derechos de Exportación)  que fueron impuestas en un escenario de rentas extraordinarias para el sector, que ya no existen los resultados extraordinarios, en consecuencia las mismas razones que justificaron su nacimiento deberían servir para su derogación, sin embargo se transformaron para un estado necesitado de recursos en un instrumento fiscla que genera un aporte al tesoro nacional difícil de reemplazar en el corto plazo.

2.- Los ROEs (Registros de Operaciones de Exportación) que condicionan las ventas externas, cercenando parte de la demanda, haciendo disminuir los precios internos que se traducen al costo de los insumos, pero que no se ve reflejado en los bolsillos de los consumidores que cada vez pagan mayores precios por los alimentos.

Ninguno de los candidatos con chances potenciales a ser Presidente niega estas realidades y manifiestan que están en la agenda, pero tampoco dicen cómo será la transición, el 2016 será un año clave, lleno de desafíos y tendremos que prepararnos de la mejor manera para sortearlo sin contratiempos.

Durante todo este gobierno  se materializó una transferencia de recursos del sector primario al industrial vimos el esfuerzo de muchos productores que pusieron en marcha procesos agroindustriales, o que incorporaron a sus producciones de granos la ganadería transformando las proteínas de origen vegetal en animal, dando valor en origen a sus cosechas.

Estos productores si están avezados con la planificación ven como los precios del maíz para Abril del 2016 cotiza un treinta por ciento (30 %) más caro en dólares que la mercadería disponible, y si hacemos el ejercicio de eliminarle las dos restricciones ROEs y Retenciones, la capacidad teórica de pago del sector exportador llega a u$s 160 (ciento sesenta dólares), lo que implica un incremento del sesenta por ciento (60 %) en dólares para el año próximo. Esto sin dudas generará un reclamo de este sector que no podrá afrontar semejantes costos. El deber para estos empresarios para garantizar la subsistencia de sus emprendimientos es analizar si tomando coberturas puede superar el trance 2016. Este es solo un ejemplo, sin dudas que tendremos otros en las economías regionales.

Nadie duda que hay que estas medidas son necesarias para potenciar la actividad económica de Argentina con los beneficios que implica darle valor agregado en origen a la producción primaria.
Es necesario entonces que el Estado junto con los sectores productivos tracen una agenda conjunta que permita el desarrollo de todos los sectores productivos, que brinde asistencia económica a los que necesiten en esta transición para no resentir el empleo, la mano de obra y otorguen herramientas que permitan posicionar a los productos Argentinos en todo el mundo.

El desafío no solo es a nivel nacional, esto empieza por los municipios y las provincias para generar reglas claras e infraestructura suficiente para apuntalar las economías regionales, en definitiva actuar local, pensar global, pero con una planificación eficiente que no solo depende de los gobernantes de turno, necesita de la colaboración de los sectores privados que dinamizan la economía. Elegir en democracia es un derecho, pero el compromiso personal será un deber ineludible de los ciudadanos para mejorar la situación actual.