La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, afirmó ayer que aprovechar una crisis económica y política en el país para derrocar al gobierno de turno y llegar al poder sería "una versión moderna de golpe" de Estado, en referencia al resurgimiento del pedido de impeachment.

"Brasil tiene solidez institucional. De todos los países que pasaron por dificultades, no se vio a ninguno proponiendo la ruptura democrática como forma de salida de la crisis", dijo la mandataria a una radio de San Pablo.

La semana pasada, un grupo de legisladores opositores lanzó el Movimiento Parlamentario Pro Impeachment, liderado por el jurista Hélio Bicudo, que se suma a otras iniciativas populares en ese sentido. Según un sondeo de agosto, la destitución sería apoyada por el 66% de los brasileños. Por la crisis y el escándalo de corrupción en Petrobras, la popularidad de Dilma está en un piso histórico del 8%, al tiempo que la economía no da signos de recuperación y el gobierno apura nuevos ajustes. (La Nación)